Tras la muerte de su padre, el prestigioso empresario alemán Eric Zimmerman decide viajar a España para supervisar las delegaciones de la empresa Müller. En la oficina central de Madrid conoce a Judith, una joven ingeniosa y simpática de la que se encapricha de inmediato. Judith sucumbe a la atracción que el alemán ejerce sobre ella y acepta formar parte de sus juegos sexuales, repletos de fantasías y erotismo. Junto a él aprenderá que todos llevamos dentro un voyeur, y que las personas se dividen en sumisas y dominantes... Pero el tiempo pasa, la relación se intensifica y Eric empieza a temer que se descubra su secreto, algo que podría marcar el principio o el fin de la relación.
¿Qué relación hay entre un intento de suicidio fallido, una acusación de robo injusta contra una alumna y la vida sentimental de un famoso tenista?
Para un espectador común, aparentemente nada. Pero cuando se celebra una fiesta en Gull's Point, la casa costera de una anciana viuda, los acontecimientos anteriores alcanzan un punto dramático. Como descubre el superintendente Battle, todo forma parte de un plan cuidadosamente trazado? para cometer un asesinato.
La señorita Arundell, una anciana acaudalada, vive sola con la única compañía de su fiel amigo, su perro Bob. Un día sufre lo que parece ser un desgraciado accidente al caer por las escaleras tras tropezar con la pelotita de goma de su perro, y, aunque sus sobrinos lo achacan a la mala suerte, la anciana está convencida de que alguien ha intentado matarla. Decide por ello escribir una carta a Hércules Poirot para que la ayude a descubrir si sus sospechas son ciertas, pero, sin aparente explicación, la carta llega días más tarde y, para cuando lo hace, la anciana ha fallecido.
Poirot decide entonces investigar qué sucedió para que la carta no llegase a su debido tiempo y, lo más importante, si la señorita Arundell estaba en lo cierto y alguien no cesó en su empeño hasta conseguir acabar con su vida.
"Los días felices" es una pieza clave en el teatro de Beckett, que, continuando el proceso de depuración escénica de sus obras precedentes, presenta también características fundamentales de sus piezas posteriores. Winnie, torturada por una luz cegadora y semienterrada en un montículo calcinado, se arropa en un ritual de gestos cotidianos y encuentra siempre motivos, por insignificantes que éstos sean, para considerar sus días felices.
Me llamo Valentina, soy modelo y crecí en La Rioja, rodeada de viñedos, en la finca de mi familia. Siempre imaginé mi futuro allí, con Víctor, trabajando juntos en la bodega, pero una cosa es lo que imaginamos y otra, lo que luego sucede en realidad.
Puede que estés preguntándote quién es Víctor, y para esa cuestión tengo demasiadas respuestas, así que mejor te digo que él lo fue TODO para mí, hasta que nuestros sentimientos nos explotaron en la cara y decidí marcharme tan lejos como pude. Hoy, tres años después, esa noche sigue rompiéndome por dentro.
Dicen que Nueva York es la ciudad de los rascacielos y de las grandes avenidas, además del escenario de infinidad de películas. Personalmente añadiría que también es la ciudad de los sueños, esos que todos esperamos cumplir algún día, incluso yo misma, aunque a veces lo olvide cuando otro sueño, mucho más poderoso y que lleva su nombre, llega para ensombrecer este.
Si me quedaré hasta convertirme en la top model que deseo ser es una incógnita para mí; lo que sí tengo claro es que ahora estoy aquí y que voy a dejar mis dientes marcados en esta gran manzana, o al menos a intentarlo. Y mientras lo hago, su mirada, su sonrisa y su recuerdo caminarán a mi lado por las calles de esta metrópoli y del mundo, para recordarme lo que pudimos tener y no tenemos y también quiénes fuimos y quiénes no vamos a ser.