El ambiente plúmbeo y la rigidez moral que caracterizan a la aristocracia prusiana no logran someter la vitalidad de la joven Effi Briest, que cede a la tentación del adulterio sabiendo perdida su oportunidad de ser feliz. Su marido, el barón Von Innstetten, no se siente especialmente ofendido, pero no tendrá más remedio que hacer valer su autoridad por la presión de las normas sociales. Theodor Fontane se basó en un hecho real para retratar los conflictos de la recién creada nación alemana, tan dispuesta como reacia a asumir los nuevos modelos de subjetividad y progreso. Este volumen recoge la fiel y canónica traducción que en su día realizara F. de Ocampo. Asimismo, al texto de Fontane lo precede la formidable introducción firmada por el Premio Nobel de Literatura Thomas Mann, declarado admirador de la obra del máximo representante del realismo alemán.
El arte de la prudencia resume en trescientas frases una buena parte de la sabiduría práctica que permite triunfar en un mundo cada vez más competitivo y hostil. Su brevedad y su modernísima organización en fragmentos independientes no sólo favorecen una lectura casi permanente, sino que la convierten en la lectura óptima para cualquier momento o lugar: para frecuentar los pasajes preferidos o para una respuesta rápida a una cuestión que no admite más retrasos. Una obra que abarca las instrucciones, normas y explicaciones de la conducta humana. Es una suerte de universo en papel que aspira a proporcionar una cuidadosa guía de los resultados de los actos propios y de los ajenos.
De forma abreviada, de manera muy sugerente, con la participación del lector. El arte de la prudencia enseña que no existe un solo camino para la prudencia o para el éxito. Sus textos, leídos de la manera que el lector prefiera (tal como aparecen, en orden inverso, al azar, etc.), constituyen un consejero inagotable, siempre el mismo y siempre distinto ya que el lector es quien decide el camino que se debe llevar.
Este libro que Baltasar Gracián publicó hace más de trescientos años goza de plena vigencia, por su enfoque práctico y por su atención a lo concreto
Historia transida de densidad moral, El conde de Montecristo es uno de los clásicos más populares de todos los tiempos. Esta edición contiene las dos partes de las que se compone y a las que precede la sapiencial introducción de Jean-Yves Tadié, catedrático emérito en la Universidad de La Sorbona.
El hombre es luz y oscuridad, claridad y sombra, cielo e infierno, es la entidad en cuyo interior más profundo se produce una cruenta y oscura lucha entre el bien y el mal. Gabriel John Utterson, un notorio y abogado londinense se ve en la obligación moral de investigar la extraña relación que de pronto ha surgido entre su viejo amigo, el notable Doctor Henry Jekyll, y un sujeto de aspecto despreciable del que nadie tiene referencias, llamado Edward Hyde. Éste es el origen de la trama argumental de El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde, que pretende estudiar la dualidad del hombre a través de su dictomía entre el bien y el mal. Jekyll tenía la convicción de que la conciencia humana se componía de estos dos aspectos, que se enfrentan entre sí en una lucha continua. En su profunda creencia de que era poosible aislar y separar estos dos componenetes del ser, creó una pócima y el correspondiente antídoto, capaces de transformar a un hombre de la monstruosa encarnación de su yo maléfico, donde su naturaleza malvada se tornaba dominante, alejándose totalmente del lado bueno de su existencia.
Novela de indudable trasfondo autobiográfico, El jugador (1866) refleja los dos grandes impulsos -el juego y la pasión amorosa- que dominaron la vida de Fiódor Dostoyevski (1821-1881). En medio de una galería de personajes desarraigados y trashumantes que deambulan por la ciudad-balneario de Wlesbaden (el «Roulettenburg» de la ficción), la patética figura de Aleksel Ivanovich personifica el goce y la angustia del tipo humano que acaba por canalizar toda su capacidad de protesta en la pasión por el juego como vía de acceso, mediante el dolor y el envilecimiento, a una libertad vorazmente deseada.
¿Cuál era, en qué fuentes nacía la imagen -y la imaginación- europea del Oriente Lejano, antes de que los habitantes de nuestras metrópolis abrieran las páginas de este libro, pasando del interés al asombro y del asombro a la incredulidad? Frente a Europa, más allá de Europa, se extendían las inmensas tierras del naciente del Sol, los desconocidos, peligrosos y atractivos «reinos de los confines del mundo», de God y de Magog. Eran las tierras del Árbol Sexo y de la seda, de las especias y las maderas olorosas, de los brahmanes y los hechiceros, del Preste Juan y los siempre amenazantes invasores, de los dragones y los grifos... La presente edición de El libro de las maravillas del mundo de Marco Polo ofrece la versión íntegra de una obra que resulta fundamental para geógrafos e historiadores, para arqueólogos y antropólogos, y en definitiva -aún hoy- para curiosos y viajeros.