Este volumen reúne sesenta cuentos de Chéjov con la intención de que el lector español disponga de una antología extensa y representativa de la narrativa breve del gran escritor ruso. Ofrece una panóramica amplia del cuento chejoviano, desde las implacables piezas humorísticas de sus primeros años hasta las complejas composiciones de su última época, de 1883 a 1902.
Casi siempre ignorado por sus contemporáneos, el genio atormentado de Edgar Allan Poe no tardó en ser reconocido tras su muerte por autores de la talla de Baudelaire, Dostoievski, Jules Verne o Mallarmé. En la actualidad, sus cuentos son considerados como perfectas obras pioneras del terror psicológico y también de otros géneros como la narración detectivesca o la ciencia ficción. Además de recopilar todos sus relatos breves, este volumen se abre con una completa introducción al universo tenebroso y oscuro de Poe, y presenta la célebre traducción de otro maestro del cuento: Julio Cortázar.
Józef Teodor Konrad Korzeniowski (Joseph Conrad) nació en la ciudad ucraniana de Berdyczów en 1857 en una familia de la nobleza polaca. A la muerte de sus padres, Conrad queda a cargo de su tío materno. Devora libros de aventuras y memorias de exploradores, y a los diecisiete años viaja a Francia con vistas a prepararse para la vida marinera. En 1876 se embarca en el Saint Antoine rumbo al Caribe, donde se ve mezclado en actividades de contrabando. En 1886 adquiere la nacionalidad británica, se hace capitán de navío y viaja por el archipiélago malayo y Australia. Tres años después recorre el río Congo al mando de un vapor, experiencia que le inspiraría El corazón de las tinieblas (1899). A su regreso a Inglaterra decide dedicarse por entero a la literatura. En 1895 aparece su primera novela, La locura de Almayer y contrae matrimonio con Jessie George, una humilde mecanógrafa. Entabla amistad con H.G. Wells y Henry James y comienza a trabajar en su novela Lord Jim (1900). Vive periodos de penuria económica, aunque su fama va creciendo poco a poco. En 1917 concluye La línea de sombra, que lo consolida como el autor más importante de su generación. En 1923 visita los Estados Unidos, y a su regreso fallece tan sólo un año después.
Conrad aseguraba que «hace falta una narración a menor escala, una historia corta, para calibrar la mano de un maestro», y siempre ideaba sus narraciones a partir de un pequeño episodio que luego iba desarrollando hasta la extensión que creía natural.
La presente edición recoge los siete volúmenes de cuentos que reúnen toda la narrativa breve de Joseph Conrad, e incluye las novelas cortas El corazón de las tinieblas, La soga al cuello y Tifón.
Por obras tan rotundas como El amante de Lady Chatterley o El arco iris, David Herbert Lawrence (1885-1930) no solo pasó a la historia de la literatura, sino que lo hizo como un provocador e incómodo crítico de la sociedad, pero también –y en ocasiones de forma injusta– como un autor erótico, decididamente obsceno al que había que leer a escondidas.
El conjunto de su narrativa breve, sin embargo, viene a demostrar que la literatura de Lawrence podía ser tan compleja y variada como lo fue su autor –poliédrico, dinámico, puro instinto, arrebato y pasión–, y despertar la admiración de autores como Ezra Pound, Ford Maddox Ford, E. M. Foster, Anthony Burgess o Aldous Huxley.
Los setenta y tres cuentos y quince fragmentos reunidos en este volumen constituyen la obra narrativa completa de Katharine Mansfield (1888-1923). Su talento para revelar las melancólicas corrientes que fluyen bajo los pequeños incidentes de la vida cotidiana, y su tratamiento desapegado y aun así preciso y minucioso, le han valido la consideración de maestra indiscutible del cuento moderno. Cuadros de familia, escenas matrimoniales, episodios de soledad en parajes idílicos o en abigarrados lugares de tránsito, en Nueva Zelanda o en Europa, anécdotas de la convivencia pasadas por el filtro cáustico de la «conciencia psicológica”, componen su mundo narrativo, donde los momentos críticos de una vida siempre corren el peligro de pasar desapercibidos entre las triviales distracciones e irritaciones del quehacer doméstico. En su momento comparada con Chéjov, a veces pesimista y atroz, con un humor irreverente, hay en sus cuentos, sin embargo, momentos de iluminación y reconocimiento que explican «esta manía de seguir viva» que tal vez le pesa más que la anima. Sus personajes son víctimas, como señala Ana María Moix en el prólogo de esta edición, de la «enfermedad incurable» de «ser sólo el sueño de lo que pudieron ser».
El relato más largo de este libro, «La sala número seis», narra el lento y fatal proceso por el cual el viejo director de un hospital de pueblo donde están aislados unos dementes, acaba por ser encerrado en esa sala de la locura. El resto de los cuentos recogidos van desde lo grotesco, como en «Un drama», en el que un autor teatral mata a una señora con un pisapapeles, hasta la candidez de la adolescencia, presente en ese relato en el que la protagonista escribe una carta a un supuesto enamorado. La enorme maestría de Chéjov (1860-1904) se halla condensada en la presente selección, demostración de ese retratista extraordinario que fue el escritor ruso, deslumbrante en la sencillez y sobriedad de su estilo.