Robert Grieve, un joven inglés que vive a la deriva en Camboya, trabajando como profesor en una pequeña aldea, decide desaparecer del mapa. La primera noche, rumbo a Tailandia, un golpe de fortuna activa una cadena de acontecimientos en la que toman parte una bolsa de dinero «maldito», un americano distinguido, un baúl repleto de heroína, un taxista buscavidas y la hija de un médico rico. Cazadores en la noche es un sofisticado juego del gato y el ratón con reminiscencias de Patricia Highsmith, en el que las identidades son difusas, la avaricia se impone a la bondad y el karma es despiadado. Una novela magistral que confirma a Lawrence Osborne como uno de los escritores contemporáneos más potentes.
Un libro que confirma a Annie Dillard como una de las más importantes escritoras vivas.
Los grandes escritores de 'nature writing' son capaces de observar la naturaleza con una agudeza singular y construir un relato que permita al lector viajar hasta esos mundos tan ajenos a nuestra cotidianeidad. Dillard, sin embargo, va más allá. Ve a través de las grietas por las que el mundo se deshilvana y se reteje, donde los fenómenos más dispares encuentran su vínculo. Dillard es hija de Thoreau, pero también del Maestro Eckhart. Es una incansable exploradora: da igual que nos hable de un viaje a las Galápagos, a la Antártida o a las colinas que la rodean: allá donde se posa su mirada la belleza del mundo arrasa sus pupilas, y sus palabras, como la mejor poesía, dan cuenta de esa lucha por transmitir el misterio último de una emoción que carece de lenguaje.
Jose del Río Sainz (Santander, 1884-Madrid, 1964) fue marino de formación y vocación, uno de los más importantes periodistas santanderinos de la primera mitad del siglo XX (corresponsal de guerra en Marruecos, director de periódico, articulista elogiado por Chaves Nogales), y un singular poeta caracterizado por su energía, prosaísmo y plasticidad. Autor de poemas que tienen casi siempre algo de suceso narrado que queda trascendido mediante una comprensión lírica de la realidad, Jose del Río es calificado por Gerardo Diego como un poeta cuya enorme personalidad se manifiesta en la conciliación de contrarios: modernismo y realismo, parnasianismo y prosaísmo. Premio Fastenírath de poesía en 1925, el propio poeta, en las líneas autobiográficas que en 1934 publicó en la segunda antología preparada por Gerardo Diego, señala que por edad y formación es seguidor de Ruben Darío y que la cualidad que prefiere en los versos es la musicalidad. En esas mismas líneas dejaba apuntado, con humor y lúcida ironía, "he recibido banquetes y homenajes, una puñalada y una flor natural, que es lo que más me duele". Concha Espina escribió sobre el: "es como sus versos: fuerte, descuidado, sincero, valiente".
Única, entrañable, divertida y antirromántica:
ALBALEZ, «una Mafalda del siglo XXI» (Pilar Martín,EFE)
«Irónica, inteligente y mordaz. Las viñetas de Albalez son como la vida misma... pero mejor.»
Elísabet Benavent
Albalez es millennial, pero no puede con la vida moderna. De hecho, está convencida de que la Tierra es su planeta de adopción y que en su planeta de origen, el biológico, no se madruga, ni se trabaja, y desde luego no existen los lunes. Para sobrevivir aquí, ¿qué mejor que Netflix, la pizza y las amigas, aunque estas a menudo le provoquen daños degenerativos con esos líos que se traen con el amor? Porque si de algo está convencida, por encima de todo, es que el amor romántico no existe.
Toby Fleishman creyó saber qué podía esperar cuando él y su mujer, con quien ha estado casado durante casi quince años, se separan: fines de semana y vacaciones alternadas con los niños, alguna amargura residual, algún momento de tensión esporádico para negociar la crianza compartida de sus hijos. Pero no podía predecir que un día, en el medio de su emancipación sexual recién adquirida, Rachel dejaría a sus dos hijos en su casa y no volvería más. Toby se había esforzado tanto por encontrar un equilibrio en su vida de soltero. Los vientos de su optimismo, largamente inactivos, recién se habían puesto en marcha. Y ahora esto.
Mientras Toby intenta averiguar dónde fue Rachel, a la vez que hace malabarismos con sus pacientes del hospital, sus tareas parentales que no se acaban nunca y su recientemente adquirida popularidad sexual en las apps, termina siendo la prolija narrativa del marido rechazado y la mujer excesivamente ambiciosa. Pero si Toby quiere comprender de veras lo que le sucedió a Rachel y a su matrimonio, tendrá que aceptar que quizá no ha sido totalmente objetivo en su análisis de los hechos.
Un debut mordaz y sin tapujos, Fleishman está en apuros es una exploración perspicaz, inquietante y a menudo hilarante de una cultura que intenta gestionar las profundas líneas divisorias de una institución que ha demostrado ser digna de profundos recelos y profundas esperanzas.