En esta brillante secuela de El cuento de la criada, la aclamada autora Margaret Atwood responde a las preguntas que han cautivado a los lectores durante décadas.
Novela ganadora del Man Booker Prize 2019
Subo y penetro en la oscuridad del interior; o en la luz.»
Cuando las puertas de la furgoneta se cerraron de golpe tras Offred al final de El cuento de la criada, los lectores no tenían forma de saber cuál iba a ser su futuro: la libertad, la prisión o la muerte.
Con la publicación de Los testamentos, la espera ha terminado.
La primera y aclamada colección de cuentos de Margaret Atwood, un libro de factura exquisita que retrata personajes y ambientes con incomparable agudeza.
Publicada en 1985, Chicas bailarinas es la aclamada primera colección de relatos de Margaret Atwood. Sus catorce piezas combinan numerosas técnicas y perspectivas para capturar los movimientos imprevisibles de personajes inmersos en la vida cotidiana contemporánea, pero no por ello menos fascinantes. Quien se acerque a este volumen descubrirá no solo los destinos de amas de casa, estudiantes, periodistas, granjeros, ornitólogos, exesposas y amantes adolescentes, sino también que cada voz tiene su tono, y que el talento de la autora se niega a las soluciones fáciles: nada es manido en Atwood, pero todo es tan probable que casi parece real.
Con brillantes destellos de fantasía, humor y momentos de violencia inesperada, los cuentos revelan las complejidades de las relaciones humanas y suscitan el terror y la risa, la compasión y el reconocimiento, al tiempo que recalcan el lugar de preeminencia que ocupa la escritora en la literatura contemporánea.
La joven Kambili, de quince años, y su hermano mayor Jaja llevan una vida privilegiada en la ciudad de Enugu. Viven en una hermosa casa y frecuentan un elitista colegio religioso, pero su vida familiar dista mucho de ser armoniosa. Su padre, un poderoso y respetado hombre de negocios, es un fanático católico que alienta expectativas de cariño imposibles de cumplir. Cuando los jóvenes visitan durante unos días a la cariñosa y atrevida tía Ifeoma en su humilde apartamento, descubren un mundo totalmente nuevo: el rico olor a curry que inunda el lugar, las continuas risas de sus primos, las flores exuberantes, la calidez, el respeto a las ideas, la libertad, el amor y la ausencia de castigos. Al regresar a su hogar, transformados por la libertad conquistada, la tensión familiar crece de forma alarmante.
En La flor púrpura oímos la voz de una juventud que rechaza las prohibiciones que se ciernen sobre su vida y que ahogan a su pueblo. Un relato tierno, sereno y conmovedor sobre los lazos familiares, la pasión de la adolescencia y la represión, y que trasciende el paisaje de una Nigeria convulsa para cobrar un cariz universal.
Marlo Morgan no tenía edad ni talante de aventura, pero la realidad se le impuso con la fuerza y el poder que suelen trasmitirnos las grandes experiencias. Así fue como vivió una odisea fascinante: un viaje a pie por el desierto australiano en compañía de una tribu de aborígenes cuyas leyes de convivencia nada tienen en común con las nuestras.
El aprendizaje fue duro, pues a lo largo de esa extraña peregrinación tuvo que desprenderse de sus antiguos hábitos y aprender distintas formas de comer, de caminar y de comunicarse para poder gozar, al fin, de una auténtica comunión con la naturaleza y con esa parte de su cuerpo y su mente que ella misma desconocía.
Momentos antes de que empiece la pomposa celebración de su centésimo cumpleaños, Allan Karlsson decide que nada de eso va con él. Vestido con su mejor traje y unas pantuflas, se encarama a una ventana y se fuga de la residencia donde vive, dejando plantados al alcalde y a la prensa local.
Sin saber adónde ir, se encamina a la estación de autobuses, el único sitio donde es posible pasar desapercibido. Allí, mientras espera la llegada del primer autocar que se presente, un joven le pide que vigile su maleta, con la mala fortuna de que el bus llega antes de que el joven regrese y Allan, sin pensarlo dos veces, se sube con la maleta, ignorante de que en su interior se apilan, ¡santo cielo!, millones de coronas en efectivo. Pero Allan no es una persona fácil de amilanar. A lo largo de su centenaria vida ha tenido un montón de experiencias de lo más singulares: desde inverosímiles encuentros con personajes como Franco, Stalin y Churchill, hasta amistades comprometedoras como la esposa de Mao, pasando por actividades de alto riesgo como ser agente de la CIA o ayudar a Oppenheimer a crear la bomba atómica.
Un pequeño castillo de caza en Hungría, al pie de los Cárpatos, donde alguna vez se celebraron fastuosas veladas y la música de Chopin inundaba los elegantes salones decorados al estilo francés, ha cambiado radicalmente de aspecto. El esplendor de antaño se ha desvanecido, todo anuncia el final de una época.
En ese escenario cargado de vivencias, dos hombres se citan para cenar tras cuarenta años sin verse. De jóvenes habían sido amigos inseparables, pero luego sus caminos se bifurcaron: uno se marchó a Extremo Oriente y el otro, en cambio, permaneció hasta hoy en su propiedad. Sin embargo, ambos han vivido a la espera de este momento, pues entre ellos se interpone un secreto de una fuerza singular. Todo converge en un duelo sin armas, aunque tal vez mucho más cruel, cuyo punto en común es el recuerdo imborrable de una mujer.
Compuesta de tres monólogos, correspondientes a los tres personajes que conforman la novela, esta edición de La mujer justa reúne por primera vez en castellano las dos primeras partes, publicadas en 1941 en Hungría, y la tercera, escrita durante el exilio italiano de Márai y añadida a la versión alemana de 1949.
Una tarde, en una elegante cafetería de Budapest, una mujer relata a su amiga cómo un día, a raíz de un banal incidente, descubrió que su marido estaba entregado en cuerpo y alma a un amor secreto que lo consumía, y luego su vano intento por reconquistarlo. En la misma ciudad, una noche, el hombre que fue su marido confiesa a un amigo cómo dejó a su esposa por la mujer que deseaba desde años atrás, para después de casarse con ella perderla para siempre. Al alba, en una pequeña pensión romana, una mujer cuenta a su amante cómo ella, de origen humilde, se había casado con un hombre rico, pero el matrimonio había sucumbido al resentimiento y la venganza.
El "Judea", cargado con seiscientas toneladas de carbón, navega con destino a Bangkok. Pero el mar, siempre implacable, en ocasiones puede resultar fatal... Y ésa historia nos cuenta Charly Marlow, segundo oficial del navío, enigmático y escurridizo personaje que no es sino la segunda voz de Joseph Conrad. La vida en el mar y los avatares como marino y viajero constituyen el telón de fondo; y a ella se suma, con un estilo rico y vigoroso y una técnica precisa, la narración de la condición humana, la lucha del individuo entre el bien y el mal. Porque Marlow, como Conrad, nos cuenta el discurrir de la vida, la forja de un destino y la soledad ante el desastre cuando éste sucede. Es ésta una edición especial de Juventud, una obra breve y perfecta de uno de los grandes autores de la literatura universal: Joseph Conrad.
En esta novela de trazos autobiográficos, Capote relata la historia de una pequeña comunidad norteamericana cuyos cimientos morales se ven conmocionados por un extraño episodio. Collin Fenwick, joven huérfano que vive con las solteronas Talbo, es testigo de la singular relación que une a las dos hermanas: Verena, rígida y avara, la mujer más rica del pueblo, y Dolly, que ha hipotecado su vida al cuidado de su hermana y la casa. Ambas padecen de soledad. Dolly sólo halla distracción en los ratos que pasa con Catherine, una negra que realiza las labores domésticas, y en ocuparse de su curiosa medicina para la hidropesía. La intervención de un pícaro que desvalija a Verena, frustrando de paso sus expectativas sentimentales, desencadena el acontecimiento central: Dolly y Catherine abandonan la casa y se instalan, junto al joven Collin, en la precaria cabaña construida en la cima de un enorme árbol. Este hecho insólito provoca el desconcierto en la buena sociedad del pueblo, entre cuyos preclaros miembros se cuentan un sheriff servil, los brutos de turno y, cómo no, el reverendo y su esposa. Pero los improvisados moradores del árbol también ganan adeptos, como los panaderos County, el joven Henderson y el peculiar juez Cool, que encuentra ocasión de redimir el vacío de su vida...
Clarissa es la hija de un alto cargo del ejército austriaco. Huérfana de madre desde la cuna, a los ocho años es internada en una escuela conventual, donde pasará los siguientes diez años de su vida. Al salir del convento, Clarissa entra a trabajar como secretaria para un psicólogo infantil que la envía a un congreso de Pedagogía en Lucerna. Allí conoce a Léonard, un jovial y apasionado francés con quien iniciará un intenso romance. Pero la inminencia de la guerra los obliga a volver cada uno a su país, ahora en bandos enfrentados. Ya en el frente, donde sirve como enfermera, Clarissa descubre que está embarazada y toma la decisión que condicionará el resto de su vida. Clarissa puede ser considerada el testamento de Stefan Zweig. En ella dejó plasmados los ideales humanistas y antibelicistas que defendió a lo largo de toda su vida en una obra inconclusa y aun así magistral con la que disfrutar del Zweig más puro.