Emma Woodhouse, la hija de un rico terrateniente, se muda al pequeño pueblo de Hartfield. Aburrida de su plácida vida junto a su padre, se dedicará en cuerpo y alma a su pasatiempo favorito: hacer de casamentera entre sus conocidos y jugar con sus vidas a su antojo. Sólo George Knightley será capaz de enfrentarse a Emma y criticar duramente su comportamiento, lo que provocará una deliciosa pugna entre ambos.
El matrimonio de Lauren y Ryan está al borde de la ruptura. Ellos saben que se quieren, pero ya no son felices, ni siquiera se soportan. ¿Cómo han podido llegar a este punto? Tienen que hacer algo drástico si no quieren terminar peor. Así que se les ocurre un plan poco convencional: estar separados durante un año y no tener contacto entre ellos.
Este nuevo contexto deberá servirles para conocerse mejor y descubrir si se echan de menos, si quieren volver a estar juntos e incluso si siguen enamorados.
Lauren se embarcará en un viaje de autodescubrimiento. La influencia de amigos y familiares, así como su proceso curativo personal y los desafíos que supone su vida lejos de Ryan, empezarán a cambiar la percepción que tiene sobre el matrimonio y la monogamia, la pasión y la fidelidad, el amor y el sexo… ¿Realmente van siempre de la mano? Y si no es así, ¿qué es lo que realmente hace que una relación funcione?
En por siempre, unidos, Taylor Jenkins Reid nos sumerge en la historia de Elsie, una joven veinteañera que conoce el amor de su vida solo para perderlo más rápido de lo que nadie podría imaginar. Reid nos invita a reflexionar sobre el amor, la vida y la muerte, y las distintas formas que tenemos de conseguir un final feliz. Elsie Porter es una joven con una vida sencilla. En la víspera de Año Nuevo decide salir a por una pizza y, mientras espera, conoce a Ben Ross. La química entre ellos es instantánea y en solo dos semanas ya no pueden vivir el uno sin el otro. Nueve días después de la boda, Ben sale con su bicicleta para comprar unos cereales, pero un camión lo atropella en el trayecto. La policía lleva a Elsie al hospital, y allí certifican la muerte de su marido. Aparece su mejor amiga Ana para apoyarla, pero también su suegra Susan, quien nunca ha oído hablar de su nuera y no puede creer que su hijo se haya casado sin decírselo...
A sus 29 años, Hannah Martin todavía no sabe qué quiere hacer con su vida. Ha vivido en varias ciudades y pasado por innumerables trabajos desde que se graduó. Pero, ahora, Hannah ha decidido regresar a Los Ángeles, su ciudad natal, e instalarse en casa de Gabby, su mejor amiga. Una noche deciden salir y Hannah se reencuentra con Ethan, su amor de juventud. ¿Qué pasará si vuelve a casa con Gabby?
¿Y si se queda con Ethan?
En realidades paralelas, Hannah vivirá las consecuencias de una y otra elección. Pero ¿puede una decisión aparentemente trivial cambiar el curso de nuestra vida? Esta obra nos invita a cuestionarnos si los eventos suceden porque estaban escritos, si existen las almas gemelas y, en definitiva, si hay una única manera de encontrar la felicidad. Una interesante reflexión sobre el amor verdadero y el destino.
En "Memorias del subdesarrollo" (1965), novela icónica de Edmundo Desnoes, asistimos a la debacle íntima y social de Malabre, un escritor que, viendo marcharse incluso a familia y amigos, decide permanecer en Cuba tras el triunfo de la Revolución, por lo que queda convertido en testigo de un panorama y un entorno que le resultan tan absurdos como irredimibles. Ya en el contexto de la literatura cubana de los años sesenta, "Memorias del subdesarrollo" resultó una obra de difícil catalogación, pues quedó fuera de las dos tendencias dominantes del momento: la literatura de compromiso y el preciosismo barroco abanderado por Alejo Carpentier. No en vano, su autor bebe de fuentes que, sin llegar a abandonarla, tensionan y complementan la tradición hispánica, y entre las que destacan, además de la gran novelística rusa, los modelos absurdistas de Kafka, Beckett y, muy especialmente, "El extranjero" de Camus, con cuyo protagonista (Meursault) el cubano Malabre puede compararse en no pocos aspectos.
La narradora de esta novela estudia para consolidar su futuro profesional. Ha conseguido un puesto de interina en una oficina administrativa, y afrontar una oposición parece ser el paso lógico en su carrera. Sin embargo, otro tipo de oposición, la interna, basada en su observación del día a día funcionarial, hace que no lo tenga nada claro. El edificio donde ha sido destinada, tan gigantesco como hermético, es un lugar de jerarquías incomprensibles, que la expulsa al mismo tiempo que la absorbe. Como nadie le explica sus funciones, se ve forzada a improvisar, disimular por vergüenza y registrar su malestar con dibujos y poemas tan desplazados de la realidad como el trabajo mismo. Los funcionarios que la rodean, cada uno con sus particularidades y conflictos, han desarrollado los tics y las manías propios de las rutinas laborales y la obediencia acrítica.
Prohibida en distintos países tras su publicación, Agosto es un mes diabólico es el hirviente relato de una mujer que se redescubrirá durante un viaje a la Riviera Francesa. Ellen vive en una ciudad que le disgusta, un lugar que niega su pasado y no ofrece ninguna esperanza para su futuro. Separada y con un hijo, está determinada a cambiar su vida. Por ello, abandona Londres en busca de sol y compañía, pero el camino no resultará fácil. Al recibir de pronto una noticia desgarradora, descubre que hay una fina línea entre la independencia y la soledad. Una novela de «fulgurante energía» (Colm Tóibín) que confirmó a Edna O’Brien como «una revolución en la escritura irlandesa» (John Banville).
Inspirado por la metodología de la «atención total» de Krishnamurti -a quien la realidad dejaba en éxtasis cada tarde-, César Aira exhorta a la superación de la ceguera del urbanita que sin tiempo para nada es incapaz de demorarse para observar la maravilla del mundo.
Autor fundamental, en estas once ponencias y charlas desvela los delicados mecanismos del artificio literario, incita a imaginar una Buenos Aires vaciada de todo excepto de sus árboles o a repasar una poética del trazo entre las notas de Duchamp para El gran vidrio, el proyecto calígrafo-maníaco de Levrero o la letra ínfima que para Benjamin implicaba un pensamiento refinado…
La inteligencia desfachatada y excepcional de Aira vuelve estos ensayos puro goce y puro juego. Un sacudón a cualquier hábito que amenace con adormecer la sensibilidad o impida la sorpresa.
Los lectores de Madre que estás en los cielos me dicen que la historia de la familia de Julia refleja la de muchas familias, la forma en que el secreto y la negación modelan la parte visible de la existencia en común. Las madres se vieron representadas en sus miedos y los hijos en sus rencores. Además, la novela llegó justo a tiempo a un país que hasta entonces se había negado a sí mismo las identidades diversas.»
Pablo Simonetti
Con setenta y siete años a cuestas, Julia Bartolini decide pasar sus últimos días escribiendo sus memorias. Los recuerdos le brindan la fortaleza necesaria para enfrentar su enfermedad. Cree que así podrá recuperar la sensación de que tuvo una vida que valió la pena. Marcada por la inmigración italiana al país iniciada a fines del siglo XIX y la rígida idea de familia impuesta por la Iglesia católica a lo largo del XX, Julia deshilvana los rencores fraguados en su infancia, para los que no tuvo solución en la adultez. Intenta descifrar la figura de un marido autoritario, pero devoto, y en especial la relación con dos de sus hijos, quienes desafiaron los códigos de conducta de su tiempo y sus esperanzas. Sobre todo, quiere encontrar la explicación para haber fracasado en aquello que mayor importancia tenía para ella: formar una familia feliz.
Un tributo exquisito al arte de la caligrafía y el poder de la correspondencia. Cinco historias alrededor de una encantadora papelería en Tokio
Escondida en las calles del elegante barrio de Ginza, en Tokio, se alza la antiquísima y célebre Papelería Shihodo. La regenta Ken Takarada, y adentrarse en ella es hacerlo en un universo casi mágico donde es posible encontrar todos los tesoros que un amante del material de papelería desea, desde el papel washi más exquisito hasta las estilográficas que mejor se adaptan a cada mano. Siempre cálido y cortés, el señor Takarada tiene preparado un tranquilo rincón en el piso de arriba para que los clientes que lo requieran, dotados de los instrumentos precisos, puedan dar rienda suelta a sus emociones más íntimas y conseguir que las palabras fluyan.