Casi nadie cuestiona hoy que nuestro modelo capitalista requiere una revisión urgente, porque no responde plenamente a las necesidades y retos actuales. Si queremos avanzar hacia una sociedad en la que el desarrollo no esté reñido con la justicia ni con y el respeto por nuestro propio hogar, la Tierra, hemos de aspirar a un nuevo capitalismo, básicamente más humanizado. Antes de que lleguemos al punto de no retorno ?que está a la vuelta de la esquina?, debemos cambiar la manera en la que nos relacionamos entre nosotros y con nuestro planeta, pensando siempre en un ideal ambicioso pero justo, atrevido pero equilibrado, ilusionante y a la vez integrador. En este nuevo libro, Ventura Ruperti propone algunas vías para encaminarnos hacia ese futuro diferente. Entre otras, la implementación de una economía mucho más centrada en la Reciprocidad, que combine de manera constructiva los legítimos intereses personales y los comunitarios; que instituya el voto múltiple como estímulo hacia la solidaridad y la acción social; que promueva la instauración de un reparto equitativo de los resultados remanentes en las empresas, y que desarrolle una regulación de los mercados que sea beneficiosa para el conjunto y no solo para unos pocos. Recipronomics ofrece una revisión absolutamente necesaria de nuestra sociedad, porque? o cambiamos ahora o ya no podremos.
¿Cómo podemos explicar que la economía de crecimiento se haya convertido en un poder que se empeña en destruir la vida en lugar de sostenerla? ¿Cómo hemos llegado a producir un mundo cuyo motor es el hambre de la Tierra y de los seres humanos? ¿Podemos pensar en alternativas realmente sostenibles para reorganizar la sociedad?
Este es el objetivo de Reanimar el mundo: la búsqueda de nuevas formas de relacionarnos con los otros, con nosotros mismos y con la Tierra, no desde una economía de mercado que solo puede conducir a la explotación del hombre por el hombre, sino desde las prácticas de vida que reverberan por todos lados y que fueron invisibilizadas por discursos hegemónicos. Para ello, Lina Álvarez recurre al método genealógico, adopta una perspectiva decolonial y analiza los discursos de la fisiocracia –escuela francesa de filosofía política del siglo XVIII– y de los pensamientos de la Tierra, estableciendo entre ellos un diálogo. Esto le permite, por un lado, desocultar los dispositivos de poder determinantes en la configuración del orden colonial-moderno-capitalista; y por el otro, visibilizar rutas alternativas para organizar la producción, el consumo y la toma de decisiones políticas en la sociedad, basadas en criterios de justica cosmocéntricos.
Estas alternativas podrían abrir el camino a la estructuración de las sociedades alrededor del cuidado, la regeneración y la reciprocidad con nuestros territorios, y así, con nuestros cuerpos y con nuestra casa común que es la Tierra.