La libertad no es el orden natural de la humanidad. En la mayoría de lugares y de épocas, los fuertes han dominado a los débiles y la libertad ha sido aplastada por la fuerza o por las costumbres y las normas. A menudo los Estados no han tenido la suficiente capacidad para proteger a los individuos o, por el contrario, han sido tan fuertes que la gente no ha podido defenderse de su despotismo.
La libertad sólo surge cuando se logra un equilibrio delicado y frágil entre el Estado y la sociedad. El pasillo que lleva a la libertad es estrecho y sólo puede recorrerse si se produce una lucha constante entre el Estado y la sociedad. Pero, ¿en qué consiste esa lucha?
En un recorrido fascinante que nos lleva del mundo árabe en tiempos de Mahoma a las ciudades-Estado de la Italia medieval, de la Latinoamérica de las dictaduras a la Suecia que inventó la socialdemocracia, de la caótica República de Weimar a la China imperial, El pasillo estrecho nos introduce en el que tal vez sea el proceso más fascinante de la historia: el de la obtención de la libertad. Una libertad que solo puede existir cuando la sociedad cuestiona el poder del Estado y de las élites, pero también cuando, al mismo tiempo, existe un Estado robusto capaz de defender nuestros derechos cuando estos se ven amenazados.
El capitalismo no es ni una consecuencia inevitable de la naturaleza humana, ni una mera ampliación de antiguas prácticas comerciales cuyos orígenes se pierden en la noche de los tiempos. Desencadenado en unas coordenadas espaciales y temporales específicas, el capitalismo necesitaba de una transformación radical previa de las relaciones entre los seres humanos y de estos con la naturaleza.
El enfoque del dao sugiere que tanto la mente occidental como la oriental son incompletas por sí solas y que la verdadera comprensión se encuentra en su confluencia. Este ensayo explora cómo la integración de la ciencia contemporánea con la sabiduría ancestral puede ofrecer una comprensión más profunda y completa del universo.