La élite tecnológica tiene un plan para sobrevivir al apocalipsis: dejarnos a todos atrás. Cinco misteriosos multimillonarios convocaron al teórico Douglas Rushkoff a un resort desértico para una charla privada. ¿El tema? Cómo sobrevivir al «evento»: la catástrofe social que saben que se avecina. Rushkoff llegó a la conclusión de que estos hombres estaban bajo la influencia de «la Mentalidad» («The Mindset»), una certeza al estilo de Silicon Valley de que ellos y su cohorte pueden romper las leyes de la física, la economía y la moral para escapar de un desastre de su propia creación, siempre y cuando tengan suficiente dinero y la tecnología adecuada. Rushkoff rastrea los orígenes de la Mentalidad en la ciencia y la tecnología hasta su expresión actual en las misiones a Marte, los búnkeres insulares, el futurismo de la inteligencia artificial y el metaverso. A través de personajes fascinantes, explica por qué quienes tienen más poder para cambiar nuestra trayectoria actual no tienen interés en hacerlo, y nos muestra cómo trascender el paisaje creado por la Mentalidad —un mundo vivo con algoritmos e inteligencias que recompensan activamente nuestras tendencias más egoístas— y redescubrir la comunidad, la ayuda mutua y la interdependencia humana.
El primer paso para liderar bien es aprender a liderarse a uno mismo
Esta fábula empresarial refleja los desafíos que enfrentan los líderes y profesionales en contextos de alta exigencia. A través del relato de una empleada en crisis, explora el impacto de la presión constante, la falta de dirección clara y el desgaste emocional que muchas veces acompaña a quienes tienen la responsabilidad de guiar equipos y tomar decisiones clave.
La protagonista, una profesional capaz y comprometida, se encuentra atrapada en una rutina que la consume: siente que ha perdido el control de su tiempo, su energía y su rumbo. Su jefe, autoritario y manipulador, representa todo lo que el liderazgo no debería ser y actúa como catalizador de una crisis mayor. Pero el verdadero conflicto no está afuera, sino en su interior: el ruido mental, la autoexigencia paralizante y la desconexión de su propósito.
En medio de este colapso, una conversación onírica con su madre y el encuentro con un mentor le ofrecen una nueva perspectiva. A partir de ahí, comienza un proceso de transformación que la obliga a revisar creencias, reformular hábitos y redefinir su forma de liderar, tanto a sí misma como a su equipo.
La responsabilidad social de las empresas puede parecer un gasto innecesario hasta que se comprueba lo que cuesta ser irresponsable. En La sociedad que no quería ser anónima comprobaremos cómo, en la era de la información, la gestión responsable y la ética empresarial son asuntos que representan una gran apuesta estratégica.
A través de un personaje ficticio, Amaro Cifuentes, director de Responsabilidad Social de una compañía cualquiera, se desentrañan las claves de esta función empresarial gracias a una mezcla sutil entre la realidad y la ficción, el día a día y el esperpento, la gestión ordenada y la ocurrencia caótica. Y es que el desafío en la responsabilidad social para cualquier compañía moderna tiene un nombre: anticipación. Sus beneficios tardan en llegar, pero son claros, como podrá asegurar cualquier directivo que haya tenido que gestionar una crisis.