Como una lupa minuciosa y fractal, los cuentos de este libro gravitan sobre la ciudad y su gente escudriñando no solo los más raros rincones, intersticios urbanos de concreto y acero, repletos de extrañeza y difícil belleza; sino hacia el interior de quienes los crearon, habitaron y les dieron sentido; fauna urbana de pintoresca catadura que lo mismo resume la pujanza creativa de un país, que nos muestra su más lóbrega faz, sin caretas, ni afeites, ni emboscadas nostálgicas; solo crónica cruda, vivida y por vivir. Santo Domingo respira en estas líneas. Aquí están sus temores, sus vicios, su folclore, sus taras de polis caribeña y brutal, su obscuro humor… Hay mucha literatura aquí. Textos como pistoletazos; cápsulas de sentido que estallan en las narices del lector; esquivos y fugaces paisajes apenas entrevistos como a través de una ventana que se cierra de pronto, con siniestro chasquido, dejándonos un gusto de violencia, de hondura, y de cruenta verdad.
La elaboración y la lectura de esta obra responden al propósito de conocer y apreciar la numerosa, diversa y excelente producción intelectual del poeta Mateo Morrison. Y, en ese curso, su vida a través de sus escritos. En paralelo, en la medida en que la lectura lo requiera, viajar a la historia política y cultural del siglo XX en República Dominicana.
No hay actividad literaria y cultural de importancia en los últimos cincuenta años en el país en la que Morrison no haya participado y, en gran medida, propiciado. Él se ha relacionado de manera directa, personal, con los más importantes escritores de este país desde su juventud.
Es un significativo aporte donde se encaran aspectos
de gran valía para la lengua y su evolución. El propó-
sito fundamental, según los temas que se abordan, es
presentar a los lectores una serie de ensayos creados
bajo la tutela de la autora que contextualizan nuestra
identidad cultural desde tiempos atrás hasta hoy día.
Este texto brinda en sus líneas una descripción minu-
ciosa de cada ensayo contenido y que nace de la in-
quietud intelectual de Bélgica Lazala, quien juega con
tres elementos propios de creación: la creatividad al
producir; la investigación y la experiencia de vida de
su entorno; estos tres elementos hacen convergencia
en su producción.
La historia de vida de cada ser humano se inicia desde el vientre de su madre, el ser que nos alumbra narra constantemente ese acontecimiento con especial detalle, todo lo que envuelve los vaivenes de un proceso físico, que solo a la mujer le fue concedida por el Creador. Cualquier ocurrencia en el transcurso de gestación, quedará imborrablemente en su mente y tendrá un capítulo especial en los recuerdos de su vida.
Estas son dos bellas historias:
La primera se llama Melissa y el árbol, donde Melissa es una niña muy preocupada por la naturaleza. En un viaje al campo con su abuelo conoce a La Mangosa, una mata de mango que está muy triste. Melissa decide ayudarla.
La otra es Dos gotas de agua, donde Melina y Massiel suben al cielo y le piden a Dios que las deje vivir allá arriba. Entonces Dios les explica cosas muy interesantes. |
Creo en el poema que dice mucho más de lo que nombra. Creo en el pensamiento y en la inmediata abjuración de lo pensado, en la pavana danzada sin gestos, en los ceremoniales de la sal que sazona y azara lo dispuesto en la piedra. Creo en el destino y en la contingencia, simultáneos y desgarrando una herida mil veces abierta. En la plenitud de la carne macerada por el amor y lo que abomina, en el dolor que se libera en lo que sangra. (Fragmento de Credo)
Este es un libro singular que pondrá en crisis las naciones ortodoxas del historiador, porque coloca al discurso historicista, de nuevo, como en los orígenes, junto al literato, muy próximo al lánguido semblante del poetas, y hasta hace sospechosa la noción de causa. Es una historia que atraviesa conscientemente la lengua, y nos arroja sin piedad sobre nuestro pasado, sin olvidar que la historia verdadera es siempre, en cierto sentido, una historia del presente.