La historia de Alejandro Magno contada por Bagoas, su fiel criado.
Basada en una figura histórica, El muchacho persa cuenta los últimos años de vida de Alejandro Magno a través de los ojos del que fuera su amante, Bagoas.
Hijo de un noble ejecutado por traición, vendido como esclavo y castrado cuando era niño, pasó al servicio de Darío III Codomano y, tras el asesinato de este, fue regalado al joven macedonio. Su relación sostendrá a Alejandro mientras este tiene que hacer frente a varios complots de asesinato, a las demandas de dos esposas, a los motines periódicos de su ejército y a su formidable carácter. Bagoas será también testigo de los profundos lazos de amistad y de compromiso que el emperador tiene con sus soldados.
Renault nos enseña cómo este muchacho persa podría haber comprendido y apoyado los fervientes planes de Alejandro mejor que cualquiera de sus generales.
El mundo de ayer es uno de los más conmovedores y atractivos testimonios de nuestro pasado reciente, escrito además con mano maestra por un europeo empapado de civilización y nostalgia por un mundo, el suyo, que se iba desintegrando a pasos agigantados. Escritor extraordinariamente popular y testigo de excepción de los cambios que convulsionaron la Europa del siglo XX entre las dos guerras mundiales, Zweig recuerda, desposeído y en tierra extrañaen unas circunstancias personales de insospechado dramatismo, los momentos fundamentales de su vida, paralela en mucho a la desmembración de aquella Europa central que se quería más libre y segura, al abrigo de la locura y la tormenta. El resultado es un libro capital, uno de los mejores de Zweig y referencia inexcusable para entender los desvaríos de un siglo devastador.
"Una novela mágica sobre la magia, una novela misteriosa sobre el secreto y sobre la creatividad de la ficción, una novela agitada, una novela luminosa sobre un mundo subterráneo."
Jacques Le Goff, L'Espresso
Tres intelectuales que trabajan en una editorial de Milán establecen contacto con autores interesados en las ciencias ocultas, las sociedades secretas y las conjuras cósmicas. En un primer momento dicha relación se mantiene estrictamente profesional, pero poco a poco van estrechándose los lazos.
Editores y autores inventan juntos, por puro juego, un complejo "plan", urdido supuestamente por los templarios siete siglos atrás. Pero alguien toma demasiado en serio el juego, y todos ellos se verán inmersos en una inquietante pesadilla...
Jean-Baptiste Grenouille es, gracias a su prodigioso sentido del olfato, el mejor elaborador de perfumes de todos los tiempos. Pero es un ser grotesco, deforme y repulsivo a los ojos de las mujeres. Como venganza a tanta ofensa sufrida a causa de sus aspecto físico, elaboro un raro perfume que subyaga la voluntad de quien lo huele. Así, Jean-Baptiste consigue el favor de las damas de la alta sociedad y el dominio de los poderosos. Existe un único problema: para obtener la esencia elemental de la mágica fragancia se necesitan los fluidos corporales de jovencitas vírgenes, y para ello el perfumista no duda en convertirse en un obsesivo, cruel y despiadado asesino.
Fábula mítica y relato filosófico que interroga acerca de la relación del ser humano con su prójimo y con el mundo, El Principito concentra, con maravillosa simplicidad, la constante reflexión de Saint-Exupery sobre la amistad, el amor, la responsabilidad y el sentido de la vida.
Viví así, solo, sin nadie con quien hablar verdaderamente, hasta que tuve una avería en el desierto del Sahara, hace seis años. Algo se había roto en mi motor. Y como no tenía conmigo ni mecánico ni pasajeros, me dispuse a realizar, solo, una reparación difícil. Era, para mí, cuestión de vida o muerte. Tenía agua apenas para ocho días.
La primera noche dormí sobre la arena a mil millas de todatierra habitada. Estaba más aislado que un náufrago sobre una balsa en medio del oceano. Imaginaos, pues, mi sorpresa cuando, al romper el día, me despertó una extraña vocecita que decía:
-Por favor..., ¡dibújame un cordero!
-¿Eh!?
-Dibújame un cordero...
El día que es arrestado, K. abre la puerta de su habitación para informarse sobre su desayuno. Acusado de un crimen que desconoce por jueces que no ve nunca y conforme a leyes que nadie puede explicarle, K. abrirá un número inimaginable de puertas intentando comprender la situación.
A medida que el proceso ocupe más y más lugar en su vida, cada puerta constituirá una traba cada vez más alienante en el proceso judicial al que se ve sometido. Solo K. parece darse cuenta, en una lucidez irrisoria e inútil hasta el fin, de la total ausencia de hechos o eventos que clarifiquen la interminable incongruencia de su confinamiento.