En Barcelona, una prostituta que va entrando en la vejez entrena a su perro para llorar ante la tumba que ha escogido para sí misma. En Viena, una mujer se vale de su don de ver el futuro para convertirse en la adivina de una familia rica. En Ginebra, el conductor de una ambulancia y su esposa acogen al abandonado y aparentemente moribundo ex presidente de un país caribeño, solo para descubrir que sus ambiciones políticas siguen intactas. En estos doce relatos magistrales acerca de las vidas de latinoamericanos en Europa, García Márquez transmite la melancolía, tenacidad, pena y ambición que forma la experiencia del emigrante.
«El esfuerzo de escribir un cuento corto es tan intenso como empezar una novela. Pues en el primer párrafo de una novela hay que definir todo: estructura, tono, estilo, ritmo, longitud y a veces hasta el carácter de algún personaje. Lo demás es el placer de escribir, el más íntimo y solitario que pueda imaginarse, y si uno no se queda corrigiendo el libro por el resto de la vida es porque el mismo rigor de fierro que hace falta para empezarlo se impone para terminarlo. El cuento, en cambio, no tiene principio ni fin: fragua o no fragua. Y si no fragua, la experiencia propia y la ajena enseñan que la mayoría de las veces es más saludable empezarlo de nuevo por otro camino, o tirarlo a la basura.»
"Doña Bárbara", en la que la llanura venezolana es el personaje central, es su obra de mayor éxito. En ella dramatiza el conflicto entre civilización y barbarie que a su parecer definía el ser de Venezuela y su realidad. El final feliz simboliza un futuro esperanzador para el país.
Florentino Ariza? no había dejado de pensar en ella un solo instante después de que Fermina Daza lo rechazó sin apelación después de unos amores largos y contrariados, y habían transcurrido desde entonces cincuenta y un años, nueve meses y cuatro días. Ambientada entre 1880 y los años treinta en una ciudad portuaria innombrada pero que se ha identificado con la legendaria Cartagena colombiana, donde Gabriel García Márquez escribiera sus primeros textos, la apasionada historia que aquí se cuenta está entre las más recordadas de la literatura contemporánea. En una sociedad enfrentada entre el convencionalismo y la vanguardia, la costumbre y el progreso científico, el romance de Florentino Ariza y Fermina Daza está destinado a permanecer en la memoria de sus lectores en un tiempo idílico.
La historia de amor entre Fermina Daza y Florentino Ariza, en el escenario de un pueblecito portuario del Caribe y a lo largo de más de sesenta años, podría parecer un melodrama de amantes contrariados que al final vencen por la gracia del tiempo y la fuerza de sus propios sentimientos, ya que García Márquez se complace en utilizar los más clásicos recursos de los folletines tradiciones. Pero este tiempo -por una vez sucesivo, y no circular-, este escenario y estos personajes son como una mezcla tropical de plantas y arcilla que la mano del maestro moldea y con las que fantasea a su placer, para al final ir a desembocar en los territorios del mito y la leyenda. Los jugos, olores y sabores del trópico alimentan una prosa alucinatoria que en esta ocasión llega al puerto oscilante del final feliz.
«Era inevitable: el olor de las almendras amargas le recordaba siempre el destino de los amores contrariados. El doctor Juvenal Urbino lo percibió desde que entró en la casa todavía en penumbras, adonde había acudido de urgencia a ocuparse de un caso que para él había dejado de ser urgente desde hacía muchos años. El refugiado antillano Jeremiah de Saint-Amour, inválido de guerra, fotógrafo de niños y su adversario de ajedrez más compasivo, se había puesto a salvo de los tormentos de la memoria con un sahumerio de cianuro de oro.
Encontró el cadáver cubierto con una manta en el catre de campaña donde había dormido siempre, cerca de un taburete con la cubeta que había servido para vaporizar el veneno.»
Haciendo honor a la profunda creencia de su autor en «uno de los elementos emblemáticos de la vida» y el «apogeo en las relaciones humanas», este volumen reúne los mejors poemas de amor escritos por Mario Benedetti, donde vuelca su concepción de la vida: el amor como compensación de la muerte se levanta en sus versos lleno de fe, como fuerza principal que mueve al ser humano, como una proclama de la existencia, que va de la erótica del amante hasta la esperanza del revolucionario o la gratitud del amigo.
Nadie, al finalizar la lectura de El ángulo del horror, podrá estar seguro de no encontrarse con que los objetos más habituales, la casa natal, los familiares o amigos han cobrado una apariencia insospechada. Y es que desde la primera línea entramos en un mundo en el que la quietud, el desconcierto, las extrañezas de la vida cotidiana y a ratos un aparente disparate conspiran para dejarnos entrever oscuros mecanismos del alma. Aunque, ¿tiene algo de anormal que a Marcos le guste deambular desnudo por casa arrancando los más tétricos sonidos a su querido helicón ? ¿Parece raro que un niño se crea, por error, el único destinatario del legado del abuelo ? ¿Acaso el clima de tensa expectación que se crea cuando Carlos descubre el terrible ángulo no recuerda algo ya vivido por cualquiera ? Y ¿quién no ha sentido la exasperación de la Flor de España, agobiada por la conversación trivial de una mujer obsesiva ? Nada es alucinación, todo es real. Pero algo se quiebra irremediablemente en algún lugar.