Celia y Fernando deciden emprender un crucero por el Caribe en un intento de recobrar una intimidad diezmada por la rutina matrimonial. El viaje por las islas se inicia al ritmo dulzón de los boleros. Y, poco a poco, el lector va remontándose en el pasado aparentemente anodino y recatado de los protagonistas, hasta llegar a esa otra vida, infinitamente más rica y sugerente, donde las parejas suelen agazapar apasionados secretos inconfesables, y sobre todo inconfesados.
En el placentero escenario del crucero, Celia y Fernando descubren que esos mismos recuerdos, en contacto con la sensualidad natural del entorno, podrían transformar sus existencias de un modo inesperado.
En 1952, cuando Annie Ernaux tenía doce años, su padre quiso matar a su madre un domingo de junio, a primera hora de la tarde. Años después, esa escena se le presenta a la autora tan diáfanamente cruel como el día en que la vivió. Como en tantas otras familias, sus padres, que se odian entre sí, adoran en cambio a la niña, por lo que, mientras pasan los días y el olvido invade el hogar, el recuerdo de aquel domingo parece convertirse en un mal sueño. Sin embargo esa escena cambió para siempre a la autora: aquella niña y su familia "habían dejado de ser gente decente", y todo había pasado a ser vergonzoso. Annie Ernaux recorre desde los códigos de conducta y las normas sociales que imperaban en su entorno, hasta las noticias del momento, las expresiones más usadas o el temor que infundían las grandes ciudades, para calibrar con exactitud hasta que punto lo ocurrido la hicieron sentirse indigna.
En el resquebrajamiento de una sociedad que ha cortado con sus valores y su pasado, en que los asesinos contratados o sicarios son niños, y en que la impunidad es la norma y la violencia el aire que se respira, por las atestadas calles de Medellín, entre una multitud maldiciente de desempleados y mendigos, de ladrones y atracadores, vendedores ambulantes y fumadores de basuco, van el narrador loco o lúcido y su amante, un adolescente asesino, tratando de ponerle remedio por las malas a lo que no lo tiene. Cuando ya no queda sino rezar y rociar con agua bendita las balas, la iglesita perdida de María Auxiliadora en el pueblo de Sabaneta se vuelve un santuario de peregrinación de los sicarios y a la vez una referencia para las páginas alucinadas de esta novela.
Los primeros relatos protagonizados por el emblemático personaje de Sir Arthur Conan Soyle se reúnen en esta edición conmemorativa para celebrar el 125 aniversario de su primera publicación. Las ilustraciones originales de Sidney Paget acompañan las historias como lo hicieron en la revista Strand a finales del siglo XIX. En esta edición permite saborear el atractivo original de un libro que consagró inmediatamente al detective más famoso del mundo.
Mircea Cartarescu, autor de las visionarias «Nostalgia» o «Lulu», aborda tres relatos magistrales, cargados de un humor amargo y brutal. El volumen se abre con «Ántrax», que narra, en plena paranoia post-11-S, cómo el autor recibe un sospechoso sobre desde Dinamarca, hecho que moviliza al kafkiano establishment policial rumano. En «Las Bellas Extranjeras», indudable pièce de résistance del volumen, asistimos al delirante viaje del autor en compañía de once escritores rumanos a tierras francesas, un descenso a los infiernos que alcanza, por momentos, la grandeza de lo grotesco. En «El viaje del hambre», un joven Cartarescu aspirante a poeta en la época previa a la caída del comunismo, es invitado por un grupo de escritores de una ciudad de provincias y se ve arrastrado a un sinfín de situaciones absurdas con el estómago vacío y muerto de frío. Un libro magistral por el que desfilan escritores, artistas, policías, estudiantes, funcionarios culturales y hasta fantasmas: tres relatos cargados de un humor que nos lleva de la sonrisa cómplice a la abierta carcajada.
Miedo multiplicado por dos es igual a terror absoluto.Si conseguiste sobrevivir más allá de Las dos después de medianoche, ahora estás obligado a encontrar el secreto más horripilante que jamás ha escondido un pueblo, y a enfocar a una bestia que despedazará tu cordura