Kenzie y Gennaro asumen una tarea en apariencia simple: descubrir el paradero de Jenna Angeline, una mujer de la limpieza negra que, según, ha sustraído documentos confidenciales. Pero la pareja se entera de que Jenna no posee documentos. Tiene un hijo y un esposo que lideran pandillas callejeras, una hermana enojada y una foto de un político con su esposo en una habitación de hotel. Mientras ayuda a Patrick, Jenna es abatida a tiros. La guerra de pandillas se declara de inmediato y los dos detectives planean vengar a los inocentes y castigar a los culpables.
Un trago antes de la guerra es un recorrido por una ciudad donde el fanatismo y la corrupción institucionalizada son a menudo la norma. Un vibrante thriller policíaco que es también un espejo de nuestro mundo.
«La oscuridad viene a por nosotros, Célie. Y también viene a por ti».
Han pasado seis meses desde que Célie pronunció sus votos sagrados y se unió a los Chasseurs como la primera cazadora en sus filas. Con su prometido Jean Luc como capitán, está decidida a afianzarse en su nuevo rol y proteger Belterra como no pudo hacer con su hermana. Pero los susurros del pasado continúan persiguiéndola, y un nuevo mal se está alzando.
A pesar de que sus amigos y su prometido han intentado protegerla de la oscuridad, ni su magia, ni sus espadas y ni siquiera la luz de las infinitas velas que le proporcionan pueden mantenerla a salvo de un monstruo que se esconde tras unas palabras bonitas y una sonrisa pícara. Ahora, Célie tiene un nuevo motivo para temer a la oscuridad, porque algo (alguien) viene a por ella. Y cuanto más se acerca, más tentada se siente de ceder a los oscuros deseos de esa persona… y a los suyos propios.
La aventura de la ciencia convertida en literatura. Un libro inclasificable y poderosamente seductor.
Las narraciones incluidas en este libro singular y fascinante tienen un hilo conductor que las entrelaza: la ciencia, con sus búsquedas, tentativas, experimentos e hipótesis, y los cambios que –para bien y para mal– introduce en el mundo y en nuestra visión de él.
Por estas páginas desfilan descubrimientos reales que forman una larga cadena perturbadora: el primer pigmento sintético moderno, el azul de Prusia, creado en el siglo XVIII gracias a un alquimista que buscaba el Elixir de la Vida mediante crueles experimentos con animales vivos, se convierte en el origen del cianuro de hidrógeno, gas mortal que el químico judío alemán Fritz Haber, padre de la guerra química, empleó para elaborar el pesticida Zyklon, sin saber que los nazis acabarían utilizándolo en los campos de exterminio para asesinar a miembros de su propia familia. También asistimos a las exploraciones matemáticas de Alexander Grothendieck, que le llevaron al delirio místico, el aislamiento social y la locura; a la carta enviada a Einstein por un amigo moribundo desde las trincheras de la Primera Guerra Mundial, con la solución de las ecuaciones de la relatividad y el primer augurio de los agujeros negros; y a la lucha entre los dos fundadores de la mecánica cuántica –Erwin Schrödinger y Werner Heisenberg– que generó el principio de incertidumbre y la famosa respuesta que Einstein le gritó a Niels Bohr: «¡Dios no juega a los dados con el universo!»
La literatura explora la ciencia, la ciencia se convierte en literatura. Benjamín Labatut ha escrito un libro inclasificable y poderosamente seductor, que habla de descubrimientos fruto del azar, teorías que bordean la locura, búsquedas alquímicas del conocimiento y la exploración de los límites de lo desconocido.
Junio de 1935. Giulio Giamò, joven piloto italiano, vuela rumbo a Abisinia en su trimotor, el Vida Nueva, en una misión secreta que él mismo desconoce: entregar al gran negus una declaración de guerra firmada por Mussolini. En su viaje conoce a un capitán que sólo sabe de la guerra por el cine, a un papagayo filósofo, a una esclava con libélulas por pendientes, a un pianista que compone música con las estrellas Un libro sin tiempo y sin edad, escrito para el niño que vive en el adulto, y viceversa.
El Imperio Qing está en decadencia. La poderosa Emperatriz Viuda ha fallecido y el destino de su zoológico privado es incierto: los animales solo pueden esperar a ser subastados o morir de hambre. Pero entra en escena un improbable salvador: Morgan Colloway, un misionero con el difícil cometido de evangelizar en el interior de China; debe captar la atención los aldeanos y sabe que un zoo sería el reclamo perfecto. Es así que el joven decide comprar todos los animales que su ajustado presupuesto le permita y embarcarse en un viaje épico hacia Chifeng, una remota aldea en las praderas de Mongolia.
Colloway y sus animales forman un singular grupo: un elefante, un león, dos cebras, cinco babuinos, un periquito, una pitón y un vehemente misionero. Juntos se enfrentarán a bandidos, se aliarán con una chaman, una manada de lobos y un pequeño niño mudo, susurrador de animales. Las diferentes religiones colisionarán, los sueños se romperán, pero nunca perderán la fe.
Solo aquellos que hayan vivido los ardientes fuegos de un amor irrefrenable podrán comprender las razones que llevaron a María José Solano a dejarlo todo y emprender en solitario Una aventura griega. Acompañada únicamente de una maleta de mano y los libros del objeto de su pasión, el héroe de guerra y cronista viajero Patrick Leigh Fermor (1915-2011), la escritora abraza los restos de su legado en el país de los olivos.
Camina por las mismas calles en las que él, célebre por aventuras épicas en el país heleno, había vivido mil correrías y affaires secretos; brinda con uzo y retsina en las tabernas en las que él se embriagó con su círculo bohemio y, acaso igual que él, sueña con la posibilidad de encapsular el pasado mágico de un país rebosante de tesoros arqueológicos.
En este singular trayecto, que se puede leer casi como un romance con la obra fermoriana, Solano hace escala en lugares legendarios como Corinto, Micenas, Epidauro, Esparta o la isla de Hydra, donde Leigh Fermor (Paddy, para los amigos) pasó una larga temporada en una mansión ahora -cómo no- declarada en ruinas. Desde cada uno de esos enclaves, capitales para entender la figura del aventurero, la escritora sevillana declara su amor eterno a un personaje tan singular como enigmático, con sus luces y sus sombras, siempre impetuoso y, hasta su último aliento, impulsado por un hambre insaciable de acción y conocimiento.