Llegado a la literatura justo en el momento en el que acababa el Simbolismo, y fallecido la víspera del advenimiento del Dadaísmo en París y del nacimiento del Surrealismo, Guillaume Apollinaire (18801918) desarrolló una obra situada en la encrucijada de las principales tendencias estéticas que atraviesan el siglo XX. En "Las tetas de Tiresias", subtitulada "Drama surrealista en dos actos y un prólogo", Teresa muda de sexo y se convierte en hombre para librarse de las imposiciones sociales que sufre como mujer, tras lo cual abandona a su marido y emprende una exitosa carrera militar en Zanzíbar. El marido, a su vez, se adapta a la situación y asume hiperbólicamente los roles asociados a las mujeres, llegando a tener en un único día 40050 hijos. Ingeniosa, irreverente y arriesgada, la obra de Apollinaire cuestiona y desafía la moral de su época.
«El humorista más intelectual, el intelectual más divertido.» Salman Rushdie Considerada su mejor novela por muchos, descatalogada durante décadas, ahora con una nueva traducción. La segunda novela de Kurt Vonnegut, publicada en 1959, le valió el reconocimiento del público y de la crítica. Un escandaloso revolcón por el espacio, el tiempo y la moralidad. Una desoladora mirada sobre el ser humano y su supuesto libre albedrío. Una sonora carcajada frente a la insignificancia de nuestros principios y nuestras pasiones, sometidos inexorablemente a los designios del Dios Indiferente.
El 27. La generación del 27. Los poetas del 27. Cualquier lector sabe de qué poetas estamos hablando: Guillén, Lorca, Dámaso, Aleixandre... Pero ¿no hay algo artificioso en que entre la nómina de poetas que vivieron las mismas circunstancias históricas no se contemple ninguna de las poetas que entretanto se han ganado el reconocimiento como las Sinsombrero? Presentamos, en un solo libro, un nuevo 27 que, enriquecido por las savias antes despreciadas de las Sinsombrero, y articulado en torno a los tres grandes poetas de la época (Lorca, Aleixandre, Cernuda), incluye a un predecesor tan admirado como Juan Ramón Jiménez y a su discípulo más talentoso, Miguel Hernández. Un 27 vibrante, entusiasta, seductor, desafiante y vital. Un 27 como nunca se había leído antes.