En Los bloques naranjas las relaciones entre hombres están atravesadas por el espacio geográfico que se habita: la ciudad. Es este un proyecto de poesía en prosa que intenta traer al presente el pasado de una adolescencia y una juventud no muy lejanas. ¿Qué ocurrirá en el futuro con todo lo que no se dijo cuando se tuvo la oportunidad?, se pregunta este libro.
Luis Díaz nos cuenta, precisamente, todo aquello que se sintió pero no se dijo.
Este libro explora la amistad masculina, siempre atravesada por la imposibilidad de comunicación, los afectos truncados y subterráneos, la corporalidad torpe y dolorosa. Abre una rendija que nos permite vislumbrar lo que bullebajo el hermetismo y la torpeza afectiva de las masculinidades adolescentes. Un libro rompedor, áspero y sensible a partes iguales.
Los besos en el pan cuenta, de manera sutil y conmovedora, cómo transcurre la vida de una familia que vuelve de vacaciones decidida a que su rutina no cambie, pero también la de un recién divorciado al que se oye sollozar tras un tabique, la de una abuela que pone el árbol de Navidad antes de tiempo para animar a los suyos... Muchos vecinos, protagonistas de esta delicada novela coral, vivirán momentos agridulces de una solidaridad inesperada, de indignación y de rabia, pero también de ternura y tesón. Y aprenderán por qué sus abuelos les enseñaron, cuando eran niños, a besar el pan.
Friedrich Schiller comenzó a escribir "Los bandidos" cuando apenas tenía diecisiete años y era alumno de la Academia Superior Militar. Esta institución, máxima expresión de un absolutismo ilustrado en su versión más represiva, acogía en su seno a los jóvenes más capacitados del reino, rigurosamente seleccionados para ser formados en carreras técnicas y administrativas, con el fin de crear una reserva de talentos destinados a trabajar en los más altos puestos del estado. Los incidentes que se produjeron durante el estreno de la obra y la insostenible situación que le creo al autor llevaron a Schiller a dar el amargo paso del autoexilio y abocaron, sin embargo, a "Los bandidos" a una carrera teatral imparable. "Los bandidos" se inscribe en las tendencias dramatúrgicas de la Ilustración y del "Sturm und Drang", con un lenguaje provocativo y en ocasiones soez. Pero también tiene muchos rasgos extemporáneos que están en claro contraste con esas dos tendencias: la falta de naturalidad y espontaneidad, el patetismo que a veces roza el ridículo, rasgos escénicos regresivos que combinados con las más radicales manifestaciones fundamentan y configuran el rango extraordinario de esta historia de dos hermanos enemigos y antagónicos, unidos, sin embargo, por el enfrentamiento con el padre.