Jacob Frank, el protagonista de esta novela, parece por sus peripecias un personaje ficticio que solo la mente de una novelista podría concebir. Sin embargo, resulta que existió, y su vida está históricamente documentada. La Premio Nobel Olga Tokarczuk parte de las andanzas de este personaje real para construir una novela impetuosa, deslumbrante.
En la segunda mitad del siglo XVIII, el joven judío Jacob Frank se reinventó una y otra vez; recorrió dos imperios, el de los Habsburgo y el Otomano; profesó tres religiones; se autoproclamó Mesías; soliviantó a las autoridades; reunió discípulos y creó una secta que abogaba por romper tabúes y practicaba, según algunos rumores, ritos orgiásticos y bacanales; buscó la trascendencia espiritual en pleno Siglo de las Luces; cuestionó el orden establecido y fue perseguido y acusado de hereje...
He aquí la historia dramática de la cultura.
La pesadilla que vive la ciudad no es una ficción. Sí, es verdad. Están quemando las bibliotecas de los ateneos, del centro de estudios Germinal, del señor Casares... El humo no levanta el vuelo. Es pegajoso. Huele a carne humana.
En esta novela, las vidas de los libros, las personas y el lenguaje se cruzan y entrelazan en un intenso relato de suspense que transcurre desde el siglo XIX hasta nuestros días, entre la atrocidad autoritaria y la indomable libertad.
Los libros arden mal es un universo poblado de voces
insólitas, de memorias que retumban o murmuran de forma
inolvidable, verdadera literatura donde todo está en vilo.
Salman Rushdie es célebre por la mirada lúcida, y a menudo mordaz, con que analiza aspectos claves de nuestra sociedad y nuestra cultura. En este volumen reúne reflexiones en las que explora su relación con la palabra escrita al tiempo que ahonda en grandes cuestiones universales como la migración y el multiculturalismo, la libertad de expresión o la censura.
En Los lenguajes de la verdad se materializa el compromiso intelectual del autor con un periodo de cambio cultural trascendental. Esta colección de ensayos, escritos durante diecisiete años y reunidos por primera vez, constata que tanto la búsqueda de la verdad como nuestra necesidad de interpretar y explicar el mundo siguen siendo una parte indisoluble de la naturaleza humana.