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UNA NOCHE. DESEADA (1) (BOL)

Por la autora de la exitosa ser Mi hombre. Primer volumen de la trilogía Una noche. Una noche nunca será suficiente. Livy siente la presencia de él nada más entrar en la cafetería. Es imponente, con una mirada azul tan penetrante que casi se distrae al tomar nota de su pedido. Cuando se marcha, ella cree que no volverá a verle jamás, hasta que descubre una nota que le ha dejado en la servilleta firmada por «M». Todo lo que él quiere es una noche para adorarla. Sin compromiso, sin ataduras, sólo placer sin límites. Livy y M, M y Livy. Opuestos como el día y la noche, y aun así tan necesarios el uno para el otro. M únicamente puede ofrecerle veinticuatro horas, pero, ahora que se han encontrado, una noche nunca será suficiente…
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UNA NOCHE EN LA ISLA (OF2)

Cleo se pasa el día escribiendo sobre historias de amor..., pero ninguna es la suya. Cuando la editora jefa de su columna de consejos amorosos le pide que se «case consigo misma» en una remota isla irlandesa, Cleo accede. ¿Una aventura romántica en solitario en un paraje idílico? ¡No hay problema! Sin embargo, cuando se instala en su lujosa cabaña, aparece un estadounidense alto, moreno y testarudo que insiste en que es él quien tiene reservado el pequeño refugio. Mack se niega a irse y Cleo tampoco cede. Y, cuando una tormenta se les echa encima, no les queda otra que guarecerse juntos. Por lo menos solo será una noche... Pero ¿y si una noche en la isla es solo el principio?
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UNA NOCHE DE ESCUPIR CERVEZA Y MALDICION

Entre 1960 y 1967, Charles Bukowski y Sheri Martinelli mantuvieron una relación epistolar tan tempestuosa como desenfrenada, un torrencial cruce de cartas caracterizado por su sinceridad absoluta y su feroz urgencia. Bukowski empezaba por entonces a disfrutar del reconocimiento que tanto le había costado alcanzar, y en estas misivas se refleja la mezcla de alegría y extrañeza con la que lo recibe. Sheri Martinelli, la inopinada confidente del autor, era también escritora, crítica, artista plástica, modelo de Vogue y editora. Aunque hicieron planes para encontrarse, Bukowski y Martinelli no llegaron a conocerse en persona; sin embargo, la relación que se forja a lo largo del presente volumen es de una intensidad y una profundidad muy poco comunes. La esencia de la creación artística, la política en la convulsa época de la rivalidad entre Kennedy y Castro, el sexo en sus distintas vertientes, la perversión y la figura de Pound como vínculo entre ambos son algunos de los numerosos temas que abordan y desbrozan los dos escritores sin asomo de recato ni preocupación por el qué dirán. Esta correspondencia —trufada de exabruptos, tropiezos e incorrecciones, pero sobre todo de felices hallazgos instintivos— constituye un valioso documento para todo aquel que aspire a leer a Bukowski sin filtros, en estado puro.
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