Tras finalizar sus estudios universitarios, el joven Takayanagi se encuentra en una encrucijada vital: tiene talento, pero carece de contactos y de apoyo familiar para labrarse un futuro en Tokio. Entregado al desánimo y al pesimismo, malvive realizando traducciones mientras aspira a escribir su gran novela que nunca llega. La vida de Takayanagi experimentará un cambio renovador cuando conoce a Doya Shirai, un antiguo profesor de provincias expulsado de la docencia por sus ideas revolucionarias y ahora reconvertido en intelectual precario.
Lorenzo Silva narra la historia de un hombre que huye de su destino.
Juan Galba se cree a salvo en su tranquilo empleo en un balneario. Hace ya una década que disolvió la sociedad criminal que formaba con su gran amigo, Pablo Echevarría, muerto en extrañas circunstancias. Pero un día se presenta en el balneario Claudia Artola, la viuda de este. Lleva consigo unas cartas que obligarán a Juan a volver, muy a su pesar, a los manejos ilícitos. Por una lealtad no exenta de culpa, deberá proteger a Claudia de una implacable persecución y resolver un escabroso crimen. Pero lo que Juan no sospecha es que tras la sucesión de cadáveres y asesinos, se perfila una venganza perfectamente trabada.
Una apasionante, vertiginosa y original novela policíaca en la que el enigma encuentra al detective y no al revés. Desde la misma premisa, nada es lo que parece y los personajes casi nunca muestran su verdadero rostro. Una reflexión sobre la absolución que quizá merezca toda acción humana y sobre la condena que pesa, por el contrario, sobre sus consecuencias.
Se reúnen en este volumen: El caldero de oro (1982), La orilla oscura (1985) y El centro del aire (1991). La primera es el relato de un tiempo mítico que reúne en sí el pasado y el presente, es la historia de quien regresa al pueblo de sus antepasados, abandonado y solitario, para encontrarse con un destino encerrado en su propia historia. La orilla oscura trata de la memoria y el sueño, el recuerdo y la evocación. El protagonista contempla cómo un viaje fluvial por la jungla sirve para que lo imaginario le lleve a esa otra orilla en la que la consciencia se convierte en un viaje hacia el propio origen. Por último, en El centro del aire dos hombres y una mujer, amigos de la niñez, descubren la posibilidad de que otra amiga no haya muerto en un accidente aéreo, como ellos creían, sino que se encuentre en algún lugar lejano, ocultando su verdadera personalidad.