REGAN FLETCHER tenía grandes sueños: acabar la universidad, dedicarse en cuerpo y alma a crear arte y hacerse cargo del negocio familiar. Pero que su padre enfermara no estaba en sus planes, como tampoco esa repentina manía suya por controlarla. Aunque, si algo no esperaba era que el imbécil de su novio la dejase tirada mientras un motero les atracaba. Ahora no puede quitárselo de encima y mire donde mire, ahí está él.
ROOK EMBERSON lleva alimentando su odio por Cameron Fletcher desde que tiene uso de razón y la venganza es el motor que le impulsa. Ese hombre se lo arrebató todo y no parará hasta devolverle con la misma moneda. Pero entonces el destino pone a Regan en su camino y lo que al principio era un pequeño y retorcido juego, se convierte en una atracción insana, una obsesión a la que no está dispuesto a renunciar.
En este libro crudo y tierno, entre la emoción y la dureza, los recuerdos se ligan a los ritmos de las rondas infantiles. Llega el momento en la vida en que los juegos y cantos pierden su inocencia. Una muchacha educada, pero también traviesa, que toca el piano, practica esgrima y se pelea con su hermana, transita la traumática experiencia que separa la niñez de la adolescencia. El despertar del cuerpo y el encanto por lo prohibido pautan las rondas de una niña que se quiere comer y «amanecer al mundo / desflorada a besos». La Biblioteca Elena Poniatowska reúne la obra narrativa, ensayística y periodística de la autora que ha explorado con maestría el género que ha tenido enfrente. En Rondas de la niña mala la poesía evoca los fogosos años de la juventud y el descubrimiento de la sensualidad y sus delirios.
Anastasia Allen está decidida a entrar en el equipo olímpico de patinaje artístico de Estados Unidos y, cuando consigue una beca para la Universidad de California, todo parece ir de acuerdo con su plan.
El objetivo de Nathan Hawkins como capitán del equipo de hockey es mantener a sus chicos sobre el hielo cueste lo que cueste, pero todo se complica cuando tienen que compartir pista con una patinadora guapísima y con muy mal genio.
La situación obliga a estos rivales a pasar tiempo juntos, pero Anastasia está tranquila. Sabe perfectamente que un jugador de hockey jamás podría distraerla, y mucho menos Nate... ¿verdad?