¿Y SI VOLVEMOS A QUEDAR DENTRO DE UN AÑO, EL MISMO DÍA?
¿Y EL AÑO SIGUIENTE? EL MISMO DÍA, A LA MISMA HORA, EN EL MISMO SITIO.»
Ben y Fallon se conocen por casualidad un 9 de noviembre cuando sus vidas están cambiando. Ella está a punto de instalarse en Nueva York para perseguir su sueño de convertirse en actriz de teatro, y Ben quiere ser escritor. Pasan el día juntos, pero la intensidad de lo que comparten los lleva a fijar una cita anual: cada 9 de noviembre, durante los próximos cinco años, se volverán a ver. Una cita para revivirlo todo. Una cita para entenderlo todo. Y desafiar lo imposible...
«—No quiero ser el primero, Fallon. Quiero ser el último.
—Y yo quiero que seas el primero y el último.»
Fallon y Ben se encuentran por casualidad cuando sus vidas están cambiando. Ella está a punto de instalarse en Nueva York con la esperanza de cumplir su sueño y convertirse en actriz de teatro, y Ben quiere ser escritor. Se cruzan como dos estrellas fugaces pero la intensidad de lo que comparten les lleva a fijar una cita anual, el 9 de noviembre, para no olvidarse. Fallon se convierte entonces en la inspiración de Ben, en su musa. En cada encuentro anual obtiene material para continuar escribiendo, y los dos se explican sus vidas. Hasta que en una de las citas Fallon empieza a dudar de lo que Ben le cuenta, ¿es posible que se haya inventado una vida de novela? ¿Y por qué haría algo así?
«No seas demasiado dura conmigo, Fallon. Tengo el corazón frágil.»
En octubre de 1949, Helene Hanff, una joven escritora desconocida, envía una carta desde Nueva York a Marks & Co., la librería situada en el 84 de Charing Cross Road, en Londres. Apasionada, maniática, extravagante y muchas veces sin un duro, la señorita Hanff le reclama al librero Frank Doel volúmenes poco menos que inencontrables que apaciguarán su insaciable sed de descubrimientos. Veinte años más tarde, continúan escribiéndose, y la familiaridad se ha convertido en una intimidad casi amorosa. Esta correspondencia excéntrica y llena de encanto es una pequeña joya que evoca, con infinita delicadeza, el lugar que ocupan en nuestra vida los libros... y las librerías. 84, Charing Cross Road pasó casi inadvertido en el momento de su publicación, pero desde la década de los setenta se ha convertido en un verdadero libro de culto a ambos lados del Atlántico.