«Además, hay que desconfiar constantemente de la memoria. Al final los recuerdos siempre tienen algo de invento. ¿O no?»
¿Cómo se registran las huellas que deja otra persona a lo largo de una vida? ¿Qué se convierte en recuerdo y qué se desecha? Aquí aparecen veinticuatro momentos, fotos que congelan por un instante la relación entre Vera y Cecilia, que arranca en una plaza de barrio cuando solo tienen tres años. Enmarcadas por los hechos que agitan al país durante varias décadas -la sombra de Malvinas y la dictadura, las crisis económicas, los cambios culturales-, estas escenas hablan de los claroscuros de la amistad. Desde los juegos de la infancia, las complicidades y los celos a las primeras experiencias amorosas, las parejas, los hijos, las pérdidas, las peleas y los reencuentros. Hay un secreto familiar que se persigue. Una madre que silencia. A través de esos instantes detenidos, la autora logra que el lector pueda ver, literalmente, a estas dos mujeres que comparten la vida durante cincuenta años.
Jake Epping es un profesor de inglés que se gana un sueldo extra impartiendo clases nocturnas a adultos con problemas de lectura. líntre ellos se encuentra Harry Dunning, que un día pone por escrito cómo, hace cincuenta años, su padre borracho mató con un martillo a su esposa y a dos de sus tres hijos. Tras leer esa redacción algo se transforma dentro de Jake; su vida cambia por completo en tan solo un instante. Poco después, su viejo amigo Al, prtjpietario de un diner, le revela un secreto increíble: en el almacén de su restaurante existe una puerta que lleva a quien la cruza a 1958. El lleva usándola desde hace tiempo con un objetivo que lo obsesiona: impedir el asesinato de Kennedy. Ahora le pide a Jake que lo ayude en su misión. Y así comienza la nueva vida de Jake como George Amberson. De su mano descubriremos el impecable retrato social, pob'tico y cultural de finales de los años cincuenta y principios de los sesenta; un mundo marcado por coches enormes, la figura de 1 üvis Presley y el humo del cigarrillo flotando por todas partes. Y por un asesinato que tal vez ahora nunca se produzca.
Tilda ama las matemáticas y la natación, pero por encima de todo a su hermana, la pequeña y fantasiosa Ida. Su madre es alcohólica, su padre las abandonó hace tiempo y la vida de Tilda fluctúa entre sus estudios en la universidad, el trabajo de cajera en un supermercado, las labores domésticas y obligaciones familiares y los 22 largos que nada todos los días en la piscina.
Cuando un profesor le ofrece la posibilidad de realizar un doctorado en Berlín, empieza a vislumbrar por fin la libertad; pero antes de dar ese paso debe ayudar a Ida a valerse por sí misma. La tarea resulta ardua, porque la situación familiar está a punto de estallar, pero en ese momento aparece Viktor en la vida de Tilda, un chico solitario que, como ella, oculta una herida y nada 22 largos todos los días. Su presencia provocará un vuelco en la historia de los tres.