El rayo ha perfumado ferozmente nuestra casa. Tenemos sed, tenemos prisa por golpear con el hueso de una flor en la tiniebla. Hay un árbol talado en esta historia. Contemplamos el cielo. No hay señales. ¿Es de día? ¿Es de noche? Murió la araña que medía el tiempo, solo hay un viejo muro y una nueva familia de sombras. 'Destiempo, III'
El rayo ha perfumado ferozmente nuestra casa. Tenemos sed, tenemos prisa por golpear con el hueso de una flor en la tiniebla. Hay un árbol talado en esta historia. Contemplamos el cielo. No hay señales. ¿Es de día? ¿Es de noche? Murió la araña que medía el tiempo, solo hay un viejo muro y una nueva familia de sombras. 'Destiempo, III'
Diez personas sin relación alguna entre sí son reunidas en un misterioso islote de la costa inglesa por un tal Señor Owen, propietario de una lujosa mansión a la par que perfecto desconocido para todos sus invitados. Tras la primera cena, y sin haber conocido aún a su anfitrión, los diez comensales son acusados mediante una grabación de haber cometido un crimen en el pasado.
Uno por uno, a partir de ese momento, son asesinados sin explicación ni motivo aparente. Sólo una vieja canción infantil parece encerrar el misterio de una creciente pesadilla.
Primera entrega de la tempestuosa historia de un amor imposible de alto voltaje.
Mi relación con Ezra fue igual que un cóctel de frutos secos: cuando abres la bolsa, te prometes a ti misma que te comerás únicamente lo que te gusta y tirarás a la basura esos garbanzos tan duros que solo meten para rellenar. Aunque al final te sorprendes, pues acabas con todo, con lo bueno y con lo malo.
Del mismo modo acepté a Ezra, un hombre que representaba cuanto yo aborrecía y que, además, se jactaba de ello.
Pasé por alto las señales e hice oídos sordos a sus advertencias de que no era tan solo el típico malote que fumaba a escondidas en el instituto, robaba en los supermercados o falsificaba las notas.
Ezra hacía mucho daño a quienes él decidía, en especial a las mujeres. No le temblaba el pulso para mantener su posición dentro de ese mundo sórdido en que estaba instalado.
Yo fui testigo de ello.
Intenté huir.
Y a punto estuve de lograrlo.
Sin embargo, debería haberme alejado antes.