Ver como
Ordenar por
Mostrar por página
Imagen de LA NOCHE QUE PARAMOS EL MUNDO
1,200

LA NOCHE QUE PARAMOS EL MUNDO

Marina tenía la vida que creía desear. Ordenada. Segura. Gris. Hasta que aquella noche que tenía que ser perfecta cayó el telón y todo voló por los aires. Noah vivía el presente. Despreocupado. Sin futuro. Con sus propias normas. Hasta que la solista de Al Borde del Abismo les dejó minutos antes de la actuación y tropezó con unos ojos verdes en un callejón. Deberían haber sido algo pasajero. Puntual. Un segundo en las manecillas de un reloj. Llegaron los ensayos, el olor de la lluvia, los deseos que se sienten en la piel y la gira. Llegaron el miedo y las ganas. Porque que algo no sea perfecto no significa que no sea jodidamente especial. Porque a veces el corazón sigue sus propias reglas. Porque un segundo se convierte en infinito cuando logras detener el tiempo. Una banda de música. Dos polos opuestos que deben arriesgarlo todo. Un amor tan efímero como un beso, pero tan eterno como una balada de rock.
1,200
Imagen de LA NOCHE QUE THOR ME CAMBIO LOS PLANES
995

LA NOCHE QUE THOR ME CAMBIO LOS PLANES

Cuando Sofía acudió a aquella aburrida fiesta vestida de Catwoman, lo último que pensó fue que acabaría fugándose de la mano de Thor y viviendo la noche más disparatada de su vida por culpa de esa lista que encontraron con 101 cosas que hacer antes de morir. Pero toda noche llega a su amanecer… Y esta ha dejado una resaca terrible. Por suerte, la posibilidad de coincidir de nuevo con Thor en una ciudad de nueve millones de habitantes es bastante remota. A no ser que Thor haya llegado para quedarse.
995
Imagen de LA NOCHE SE LLAMA OLALLA
1,450

LA NOCHE SE LLAMA OLALLA

En agosto falleció mi hija. Se llamaba Olalla y estaba a punto de cumplir veinte años. La policía dijo que fue un accidente de tráfico...» El diario de la joven Olalla parece indicar que fue drogada y violada... Ese año 2012 fue sangriento y apocalíptico, a pesar de que no acabó el mundo. Fue también el año del Costa Concordia, de los terroristas solitarios, de los asesinos compulsivos y, además, el año más maldito de Olalla, el personaje que flota como un destino y una atmósfera a lo largo de esta novela. La detective Ágata Blanc lleva a cabo su investigación en un Madrid decadente que la conducirá a límites que no imaginaba y que la enfrentará a extrañas dimensiones de la vida y de la muerte. Esta ciudad, que años atrás fue símbolo de la prosperidad y la abundancia, parece ahora sumida en una depresión propia de la posguerra. Todos los elementos de nuestra época se entrelazan en esta novela: la búsqueda incesante del placer sexual, las drogas, las pérdidas de conciencia, la corrupción, los desahucios y el espíritu de la venganza, fundamentado en un problema existencial: no es posible respetar a los verdugos.
1,450