ras cautivar al público y la crítica de más de cuarenta países con Toda una vida, Robert Seethaler, sutil intérprete del alma y uno de los escritores en lengua alemana de mayor proyección, vuelve con una original historia sobre las emociones y la esencia de la vida a través de la voz singular de quienes ya no están con nosotros.
Al atardecer, el anciano Harry Stevens se levanta del banco, bajo el abedul torcido, donde ha estado sentado todo el día, y sale del cementerio de la pequeña localidad de Paulstadt, un lugar al que todo el mundo llama «el Campo» y casi nadie visita. No hace mucho tuvo lugar el último entierro, aunque él recuerda un funeral muchos años antes, el de Gregorina Stavac, la florista de hermosas manos con quien sólo intercambió unas palabras, pero a la que se siente irremediablemente unido. A Harry le parece oír hablar a los difuntos, pero sólo logra captar unas cuantas palabras y se pregunta qué se estarán diciendo. ¿Discutirán sobre la vida, ahora que son capaces de juzgarla en todos sus aspectos, o recordarán el pasado con nostalgia? ¿Hablarán de la muerte, de lo que ésta significa, o seguirán quejándose como cuando estaban vivos, tratando de sus dolencias y otras minucias?
Una noche oscura y lluviosa, Eilish Stack abre la puerta de su casa de Dublín y se encuentra a dos agentes de la policía secreta. Están allí para interrogar a su marido, un sindicalista que ha participado en manifestaciones recientes. La casa, la familia y el país que Eilish conocía, y en los que confiaba, están a punto de desmoronarse.
Cuando su esposo no vuelve a casa, ella intenta convencerse de que ha sido un malentendido. Pero los días pasan, las desapariciones se multiplican y los disturbios son cada vez más frecuentes. A medida que el miedo se instala entre los vecinos, Eilish tiene que decidirse entre buscar a su marido, cuidar a su padre enfermo o controlar a sus tres hijos y sus ansias de enfrentarse al nuevo orden totalitario. ¿Qué es más importante: recuperar a los que se han ido o salvar a los que aún quedan?