Una historia sobre el poder narcótico del deseo y las dificultades de enfrentarse al abandono.
Antes de cumplir quince años, Sandra Martos descubre su inclinación sexual y asiste a la separación de sus padres; dos circunstancias que la harán sentirse en desventaja con el mundo que la rodea hasta que conoce a Isa, una chica mayor que ella, que le abrirá las puertas de la vida. Desde ese momento, estará en guerra permanente con sus orígenes y buscará respuestas y cobijo fuera de la familia, en la amistad, así como en el cine y en los libros, únicos lugares donde la desolación y el desamor pueden resultar hermosos. Inconsciente de la fugacidad del tiempo, se lanzará a vivir convencida de que su inconformismo no remitirá, del poder magnético de la amistad y de algunos amores y de la durabilidad de los sentimientos, sin saber que un amigo puede ser el agua pero también el desierto.
Jose del Río Sainz (Santander, 1884-Madrid, 1964) fue marino de formación y vocación, uno de los más importantes periodistas santanderinos de la primera mitad del siglo XX (corresponsal de guerra en Marruecos, director de periódico, articulista elogiado por Chaves Nogales), y un singular poeta caracterizado por su energía, prosaísmo y plasticidad. Autor de poemas que tienen casi siempre algo de suceso narrado que queda trascendido mediante una comprensión lírica de la realidad, Jose del Río es calificado por Gerardo Diego como un poeta cuya enorme personalidad se manifiesta en la conciliación de contrarios: modernismo y realismo, parnasianismo y prosaísmo. Premio Fastenírath de poesía en 1925, el propio poeta, en las líneas autobiográficas que en 1934 publicó en la segunda antología preparada por Gerardo Diego, señala que por edad y formación es seguidor de Ruben Darío y que la cualidad que prefiere en los versos es la musicalidad. En esas mismas líneas dejaba apuntado, con humor y lúcida ironía, "he recibido banquetes y homenajes, una puñalada y una flor natural, que es lo que más me duele". Concha Espina escribió sobre el: "es como sus versos: fuerte, descuidado, sincero, valiente".
Cuánto quiero a las pobres palabras, que tan míseras están en lo diario: a ellas, las invisibles palabras. De mis fiestas les regalo colores: sonríen, y se ponen alegres lentamente.