Dos años después de estallar la bomba atómica, Japón sigue en guerra y bajo la ocupación militar estadounidense…
Han pasado casi dos años desde que estalló la bomba atómica y Japón vive bajo la ocupación militar estadounidense. Mientras los soldados patrullan, en las calles de Hiroshima aún se pueden oír los gemidos de dolor y el llanto de los supervivientes. La ciudad está en ruinas y a muchos todavía les espera un largo camino de sufrimientos inimaginables. Gen, por su parte, ve que muchos de sus amigos han quedado huérfanos y que corren el peligro de caer en manos de la yakuza. Ya ha perdido a uno de ellos, a Bellota, y no permitirá que a Ryuta y a los demás les pase lo mismo…
En el último volumen de Pies descalzos descubrimos a un Gen más maduro y fuerte. Con él compartimos algunas alegrías: recupera a su hermano Koiji; descubre que su gran pasión es la pintura; los éxitos compartidos con los diseños de Natsue y Katsuko; o cuando descubre el amor junto a Mitsuko. No obstante, también sufriremos con él cuando sienta impotencia ante la guerra contra Corea y la amenaza por parte del ejército estadounidense; cuando pierda su casa, el hogar de sus padres y lo último que le queda de su familia; o cuando empiece a ser consciente de que la bomba todavía sigue cobrándose vidas. Desde el día de la tragedia han aumentado los casos de cáncer y otras enfermedades terminales, y todo apunta a que la siguiente víctima será Natsue.
William Faulkner rinde homenaje a la aviación, un mundo de seres temerarios que no dudan en poner su vida en peligro por un instante de gloria en el aire, ante la mirada de asombro de los asistentes al espectáculo de vuelo. En este escenario se desarrolla la historia de un original trío amoroso formado por la rubia Laverne, Roger Shumann y un paracaidista, personaje oscuro, siempre cojeante. Junto a ellos un reportero sin nombre, en el que no resulta difícil reconocer rasgos del propio autor. Durante los días que dure el festival aéreo, se dejará arrastrar por estas personas extraordinarias que parecen vivir solo para sus máquinas de volar.