El periodista norteamericano Doug Bock Clark convivió durante tres años en un remoto enclave indonesio con la tribu indígena de los lamaleranos, la única que actualmente sigue pescando cachalotes el animal dentado más grande del mundo solo con métodos tradicionales; los mismos que en el siglo xix habría utilizado el capitán Ahab contra Moby Dick: en barcos de remos y arponeándolos a mano.
Fruto de su experiencia nace este cautivador retrato sobre un grupo que convive en equilibrio con la naturaleza perpetuando una práctica con un fuerte componente ritual y épico, que asiste impotente a la progresiva desaparición de sus costumbres y sustento. El cambio climático, la globalización y las nuevas tecnologías están destruyendo una comunidad en la que la solidaridad, el respeto por la naturaleza y los mayores eran exponentes de una cultura que reflejaba lo mejor del ser humano.
Los últimos días de Immanuel Kant' sigue siendo uno de los textos más singulares y elaborados de Thomas de Quincey. Gracias en buena medida a las memorias firmadas por Ehregott Wasianski, el ensayista inglés pudo prestar sus palabras al fiel amigo de Kant y relatar los últimos momentos del célebre filósofo ilustrado. Siguiendo antojadizamente el flujo de los acontecimientos, De Quincey nos da cuenta en sus páginas de las preocupaciones que invaden ahora a ese pobre espíritu en otro tiempo brillante. Atrapado por su vejez y por sus problemas de salud, el filósofo aparece retratado como un hombre agotado y enfermo. Sus pérdidas de memoria y de equilibrio afligen a Wasianski, que intenta por todos los medios hacer su vida más llevadera hasta el último aliento.
¿Qué ocurre con la carrera de grandes artistas y atletas cuando llegan a la vejez? ¿Alcanzan una serenidad renovada o sucumben al tormento? A medida que nuestro cuerpo y nuestra mente se deterioran, ¿cómo seguir adelante?
Geoff Dyer reflexiona sobre las secuelas del paso del tiempo y se fija en los últimos días de grandes escritores, pintores, futbolistas, músicos y estrellas del tenis (sí, también Roger Federer). Con un tono mordaz y una lucidez inigualables, Dyer nos acerca a momentos críticos de genios que cedieron física o mentalmente cuando sus carreras alcanzaron la cúspide o que se reinventaron desafiando las convenciones. Entre su exquisita selección, Dyer nos confía el deterioro mental de Nietzsche, los nuevos sonidos que Dylan encontró tras una crisis creativa, las últimas pinturas con cierto aire abstracto de Turner, la brillante pluma de Jean Rhys en su madurez y los mágicos cuartetos finales de Beethoven.