Con la ayuda de un muerto, Blaze ha logrado perpetrar el crimen del siglo. Clay Blaisdell, llamado Blaze por todos, mide dos metros y pesa ciento treinta y seis kilos. Es un verdadero gigante. Sin embargo, hasta conocer a George Rackley, nunca había hecho nada grande. George le enseñó cien maneras de estafar a la gente e ideó para él un plan ambicioso: secuestrar a un niño rico. La familia Gerard es multimillonaria y el nuevo retoño del clan valdrá muchos de estos millones. Solo hay un problema: cuando llega el momento de ponerlo todo en marcha, George, el cerebro de la operación (y de todo lo que hacen), muere. O quizá no. Por eso Blaze se encuentra huyendo desesperado de una tormenta y de la policía. Ha conseguido raptar al bebé, pero el secuestro se ha convertido en una carrera contrarreloj a través de los bosques infernales de Maine.
En una isla de las costas de Maine, un hombre es encontrado muerto. No hay identificación de su cuerpo. Solo el esforzado trabajo de un par de periodistas locales y de un graduado en medicina forense logra descubrir algunas pistas para, después de un año, saber quién es el muerto. Pero es aquí donde comienza el misterio. Porque cuanto más descubren del hombre y de las extrañas circunstancias de su muerte, menos comprenden. ¿Se trata de un crimen imposible? ¿O de algo aún mas extraño...? Con ecos de El halcón maltés de Dashiell Hammett y de la obra de Graham Greene, Stephen King presenta un relato sorprendente y conmovedor, cuyo tema es nada menos que la naturaleza del propio misterio.
Edgar Freemantle pierde el brazo en un terrible accidente que también le retuerce la mente y la memoria para dejarle lleno de rabia, y solo rabia, cuando empieza el proceso de recuperación. Su matrimonio, que le dio dos hijas maravillosas, se ha roto y Edgar quisiera no haber sobrevivido a las graves heridas que le produjo el accidente. Quiere huir. Su psicólogo, el doctor Kamen, le propone que empiece una nueva vida. Edgar alquila una casa en Duma Ker, un terreno de la costa de Florida. Allí comienza a dibujar. En la playa entabla amistad con Wireman, otro hombre a quien le cuesta hablar de sus heridas, y con la anciana Elizabeth Eastlake. Entonces descubre en sí mismo un talento artístico extraordinariamente peligroso. Muchos de sus cuadros contienen un poder que ni él sabe controlar. A medida que van descubriendo los fantasmas de la infancia de Elizabeth, el poder destructivo de los cuadros se convierte en algo realmente devastador.
Bestiario es el primer libro de relatos que Julio Cortázar publica con su auténtico nombre. Pero no hay en estas ocho obras maestras ni el menor balbuceo ni resacas juveniles. Estos cuentos, que hablan de objetos y hechos cotidianos, pasan a la dimensión de la pesadilla o de la revelación de un modo natural e imperceptible. Sorpresa o incomodidad son, en cada texto, un condimento que se agrega al placer indescriptible de su lectura. Sus relatos nos desazonan porque poseen una característica muy rara en la literatura: se nos quedan mirando, como si esperaran algo de nosotros.
Berkeley, California, otoño de 1980. En la cima de su carrera y después de años de negativas, Julio Cortázar acepta dar un curso universitario de dos meses en Estados Unidos. Las clases tratan de gran diversidad de temas: la musicalidad, el humor, el erotismo, la imaginación, el realismo, la literatura social, las trampas del lenguaje... y llegan a su punto de máximo interés cuando Cortázar analiza su obra: cómo nacieron los cronopios y sus insuperables cuentos; el sentido de Rayuela y su proceso de escritura; el desafío de Libro de Manuel. En esta minuciosa y fiel transcripción de trece horas de grabaciones aparece, junto al Cortázar cercano, inmensamente culto, honesto e imaginativo, ese otro que nos quedaba por conocer: el profesor que entra en el aula y sonríe.
No siempre tenemos a mano los ingredientes de la felicidad. Tita lo había aprendido desde pequeña, cuando crecía en la cocina con Nacha y se le negaba toda posibilidad de vida propia desde su nacimiento. Pero también aprendió que los ingredientes no son lo más importante para cocinar un buen plato, sino todo el amor con que seas capaz de hacerlo. Sus platos no sólo tenían el poder de deslumbrar por sus sabores y texturas. Su tristeza, su alegría, su deseo o su dolor a la hora de prepararlos se contagiaban irremediablemente a todo aquel que los probaba. A través de esta alegoría que vincula con maestría los sentimientos y los elementos culinarios, asentada en la tradición del realismo mágico y en la recreación de la cultura mexicana, Laura Esquivel se convirtió en una de las escritoras más importantes de la narrativa en español.