BRETAÑA, AÑO 777. En la abadía de Vectis crece Octavus, un niño sobre el que pesa una maldición: es el séptimo hijo y la leyenda le vaticina poderes diabólicos. Octavus comienza a escribir una lista con fechas y nombres sin sentido. Cuando uno de los nombres y su fecha coinciden con una muerte en la abadía, el miedo se apodera de los monjes. Siglos después, los miembros de la Orden de los Nombres, descendientes todos de aquel niño, siguen escribiendo sin descanso para completar un misterioso listado de nombres y fechas hasta que empiezan a suicidarse.
Estados Unidos, en la actualidad. Nueve personas han aparecido muertas en Nueva York, desconocidos que nada tenían en común. Solo una cosa les unía: todas las víctimas recibieron postales de ataúdes, que anunciaban el día en que morirían, poco antes de su fallecimiento. Son las aparentes víctimas de un asesino en serie difícil de atrapar, cuyas muertes desafían toda lógica.
A finales del siglo XVlII,la joven criolla Antonia de Salis vive con su prima Teresa en Rusia. Allí reciben la visita de un fascinante militar hispanoamericano, Francisco de Miranda, precursor de la independencia que agita a las colonias, que está de visita en Rusia para tejer una alianza con Potemkin. Antonia cae seducida ante un personaje tan idealista como ardiente, con fama de donjuán y magnífico contador de historias ante las damas. Tanto que, tras algunos encuentros furtivos, decide seguirlo hasta San Petersburgo, donde Francisco de Miranda es perseguido, sin saberlo, por un diplomático español empeñado en capturarlo. Treinta años después, en la cárcel de La Carraca en Cádiz (los hechos están rigurosamente documentados), un general Miranda enfermo y vencido recibe las visitas y los cuidados de una enigmática mujer que tiene muy presentes las aventuras de Crimea y de San Petersburgo.
Celia y Fernando deciden emprender un crucero por el Caribe en un intento de recobrar una intimidad diezmada por la rutina matrimonial. El viaje por las islas se inicia al ritmo dulzón de los boleros. Y, poco a poco, el lector va remontándose en el pasado aparentemente anodino y recatado de los protagonistas, hasta llegar a esa otra vida, infinitamente más rica y sugerente, donde las parejas suelen agazapar apasionados secretos inconfesables, y sobre todo inconfesados.
En el placentero escenario del crucero, Celia y Fernando descubren que esos mismos recuerdos, en contacto con la sensualidad natural del entorno, podrían transformar sus existencias de un modo inesperado.
Cuando el renombrado héroe de la aviación y fanático aislacionista Charles A. Lindbergh obtuvo una victoria aplastante sobre Franklin Roosevelt en las elecciones presidenciales de 1940, el miedo invadió todos los hogares judíos de Norteamérica. Lindbergh no sólo había culpado públicamente a los judíos de empujar al país hac ia una guerra absurda con la Alemania nazi, en un discurso transmitido por radio a toda la nación, sino que, tras acceder al cargo como trigésimo tercer presidente de los Estados Unidos, negoció un «acuerdo» cordial con Adolf Hitler, cuyas conquista de Europa y virulenta política antisemita pareció aceptar sin dificultad.Lo que entonces sucedió en Norteamérica es el marco histórico de este nuevo y sorprendente libro de Philip Roth, ganador del premio Pulitzer, quien nos cuenta cómo le fue a su familia en Newark, así como a un millón de familias similares en todo el país, durante los amenazantes años de la presidencia de Lindbergh, cuando los ciudadanos norteamericanos que eran judíos tenían todas las razones para esperar lo peor.
La señora Dalloway, la primera de las novelas con que Virginia Woolf revolucionó la narrativa de su tiempo, relata un día en la vida londinense de Clarissa, una dama de alta alcurnia casada con un diputado conservador y madre de una adolescente. La historia comienza una soleada mañana de 1923 y termina esa misma noche, cuan do empiezan a retirarse los invitados de una fiesta que se celebra en la mansión de los Dalloway. Aunque en el curso del día acaece un hecho trágico -el suicidio de un joven que volvió de la guerra psíquicamente perturbado-, lo esencial de la obra estriba en que los sucesos están narrados desde la mente de los personajes, con un lenguaje capaz de dibujar los meandros y ritmos escurridizos de la conciencia y de expresar la condición de la mujer de un modo a la vez íntimo y objetivo.
«Tal vez su obra maestra. Exquisita y soberbiamente construida.» E. M. Forster
Con la misteriosa desaparición de Fanshawe, amigo de la infanciadel narrador de la historia, éste recibe la extraña peticiónde decidir cuál de los manuscritos que Fanshawe escribió a lolargo de los años es merecedor de ser publicado. Mientras sesumerge en la obra de su amigo, irá absorbiendo también sus vivencias.
David Buchanan, miembro de uno de los grupos de presión más influyentes de Washington, emplea métodos sucios para financiar causas tan honorables como la cooperación internacional o la protección del medio ambiente. Robert Thornhill, un alto cargo de la CIA, descubre el juego y empieza a chantajear a Buchanan. También él lucha por lo que considera una causa justa: devolver a la CIA el prestigio que tuvo en otro tiempo. La situación se ha vuelto insostenible desde que el FBI controla cada una de sus acciones. Una tercera persona implicada opina que el asunto ha ido demasiado lejos. Faith Lockhart, mano derecha de Buchanan, se niega a que prosperen los sueños megalómanos de Thornhill y decide confesarlo todo al FBI. A partir de ese momento, su vida tiene un precio.
La Habana, verano de 2003. Han trascurrido catorce años desde que el teniente investigador Mario Conde, desencantado, abandonara la policía. En esos años han ocurrido muchos cambios en Cuba, y también en la vida de Mario Conde. Su inclinación por la literatura y la necesidad de ganarse la vida lo han llevado a dedicarse a la compra y venta de libros de segunda mano. El hallazgo fortuito de una valiosísima biblioteca le coloca al borde de un magnífico negocio, capaz de aliviar sus penurias materiales. Pero, en un libro de esa biblioteca, aparece una hoja de revista en la que una cantante de boleros de los años cincuenta, Violeta del Río, anuncia su retiro en la cumbre de su carrera. Atraído por su belleza, por el misterio de su retiro y el silencio posterior, Mario Conde ?ahora con más años y más cicatrices en la piel y en el corazón? inicia una investigación, sin imaginar que, al seguir el rastro de Violeta del Río, despertará un pasado turbulento que, como la fabulosa biblioteca, ha estado tapiado durante más de cuarenta años.
Una noche de otoño, unos pescadores descubren un cadáver en la playa del Chivo, en La Habana. La víctima, Miguel Forcade Mier, ha sido asesinada con una saña brutal, casi inexplicable. Este crimen removerá una antigua trama de corrupciones y viejas ambiciones frustradas, ya que, en efecto, en los años sesenta Forcade había dirigido oficialmente las expropiaciones de bienes artísticos requisados a la burguesía tras la Revolución. Pero, después de acumular poder, influencia y, seguramente, no pocas envidias y resentimientos, en 1978 Forcade decidió, sin motivo aparente, sumarse al exilio de Miami. Sin embargo, poco antes de su asesinato, había vuelto misteriosamente a Cuba, casi como si hubiera querido recuperar algo muy valioso y cuya existencia sólo él conocía. Como el caso se presenta delicado, ¿quién mejor para dar con el asesino que el teniente investigador Mario Conde, viejo zorro en esos menesteres, al parecer sin nada ya que perder?