El quebrantahuesos omite la carne lo suyo es el hueso el puro hueso, es el estercolero de su especie, lo sabe y eso no lo inquieta. Está en la cima a su manera como a la muerte poco le vale la bullente variedad de las formas sabe que en todo animal se oculta la médula el hueso y acecha.
Lo que no vi se hará palabra por palabra tímido tremor entre los versos. Lo que no sentí se hará número en la estrofa: el nudo ligero de tus manos el sitio de delicias escondido donde el tobillo ataja el cuerpo el lugar más oscuro de los muslos la dulce dureza de tus nubes. Dos minutos quedan decías de salida Ernesto en las quebradas. Como los primeros fuiste el último sudor, niño, pájaro de vuelta. Buscaré en mi boca, lejos el azoro de tu humedad multiplicante cuando esté seca buscaré, la noche ya llegada la apurada claridad de tu simiente.
Con marcados rasgos autobiográficos, Klaus Mann nos presenta en El volcán la desgarradora imagen de un grupo de exiliados del régimen nazi. Estructurada a partir de las vivencias de una pareja de homosexuales, uno de los cuales se identifica habitualmente con el propio autor, los protagonistas se convierten, además, en portavoces de los movimientos culturales e ideológicos de su tiempo: el surrealismo, el humanismo liberal y católico, el esteticismo, el antifascismo idealista y militante y, con todo ello, quizá sea ésta la gran novela europea sobre el destierro, sobre el vacío al que el exilio lanza a sus víctimas un espacio en el que el paso del tiempo es sustituido por la disolución de la propia identidad, que queda en suspenso.
En 1944, Mathilde, una joven alsaciana, se enamora de Amín Belhach, combatiente marroquí en el ejército francés durante la II Guerra Mundial. Tras la Liberación, el matrimonio viaja a Marruecos y se establece en Meknés, ciudad en la zona del Protectorado de Francia con una importante presencia de militares y colonos. Mientras él intenta acondicionar la finca heredada de su padre, unas tierras ingratas y pedregosas, ella se sentirá muy pronto agobiada por el ambiente rigorista de Marruecos. Sola y aislada en el campo, con su marido y sus dos hijos, padece la desconfianza que inspira como extranjera y la falta de recursos económicos. ¿Dará sus frutos el trabajo abnegado de este matrimonio?
Daniel Samoilovich y Stupía han colaborado en numerosos proyectos: desde una efímera revista poética en los años setenta hasta la codirección del periódico trimestral "Diario de Poesía" entre 1992 y 2011.
Esta sátira de la Revolución rusa y el triunfo del estalinismo, escrita en 1945, se ha convertido por derecho propio en un hito de la cultura contemporánea y en uno de los libros más mordaces de todos los tiempos. Ante el auge de los animales de la Granja Solariega, pronto detectamos las semillas de totalitarismo en una organización aparentemente ideal; y en nuestros líderes más carismáticos, la sombra de los opresores más crueles.
La presente edición, avalada por The Orwell Foundation, sigue fielmente el texto definitivo de las obras completas del autor, fijado por el profesor Peter Davison. Incluye un epílogo del periodista y ensayista Christopher Hitchens, que pone de relieve la importancia del autor en nuestro tiempo. Marcial Souto firma la estupenda traducción, que se publicó por primera vez en 2013 y es la más reciente de la obra.