Hace treinta y cinco años, Mary Gaitskill debutaba como escritora en la escena literaria con un libro de relatos punzante y divertido, cargado de erotismo, que cosechó rápidamente las alabanzas de la crítica. El libro en cuestión era Mal comportamiento, la opera prima que catapultó a la autora como una de las voces más prometedoras del momento por su asombrosa capacidad de retratar la perversión sexual entre los seres humanos.
En esta colección de nueve relatos, hallamos las vidas de hombres y mujeres que se entrecruzan en la crueldad y la intimidad más profundas para hablarnos de la adicción a las drogas, del trabajo sexual, de la curiosidad y de la desesperación.
Al joven agente Jack Laidlaw no le gusta trabajar en equipo, pero tiene un sexto sentido para lo que ocurre en las calles. Su jefe atribuye la violencia a las rivalidades de siempre, pero ¿es así de sencillo? Cuando se inicia la guerra entre dos bandas de Glasgow, Laidlaw necesita averiguar quién eliminó al abogado Bobby Carter antes de que toda la ciudad estalle.
El siglo XX llega a su fin y en la Georgia soviética los gritos de autodeterminación se oyen cada vez más alto. El destino de cuatro niñas radicalmente diferentes se ve unido por el patio que separa sus casas en un barrio de Tbilisi. Juntas, Dina, Nene, Ira y Keto, la narradora, navegan el final de la infancia y el comienzo de la vida adulta, experimentan su primer gran amor y se enfrentan a la violencia y la precariedad que estallan con la independencia del país y la llegada de una turbulenta democracia que acabará por abrir una brecha ineludible entre sus familias.
Gwija tiene 92 años y vive en Corea del Sur. Tras décadas de espera, desea reencontrarse con su hijo mayor. Lo perdió de vista en una columna de refugiados, huyendo del norte, mientras amamantaba al bebé que llevaba en brazos. En un encuentro auspiciado por la Cruz Roja, su amiga Jeong-Sun acaba de reunirse con su hermana pequeña después de sesenta y ocho años separadas. Gwija solo desea poder seguir sus pasos en una nueva edición.
En 1950, la guerra de Corea separó a familias enteras, que quedaron a uno y otro lado de una frontera infranqueable. A partir de las entrevistas que Keum Suk Gendry-Kim realizó a varios testimonios (entre ellos, su propia madre), La espera reconstruye el trauma de toda una generación de coreanos, ya casi olvidados, que siguen aguardando un reencuentro.
¿Cómo se reordena el mundo tras una muerte? ¿Cuánto hay en toda existencia de reparación de quienes la precedieron? ¿Qué voces nos habitan?
Adriana, la protagonista de esta historia, afronta varios duelos mientras cuida de su padre enfermo. También se ha convertido en una voraz espectadora de la vida de los demás gracias a las redes sociales y en una tímida consumidora de experiencias amorosas a través de una app de citas, pero eso solo acentúa su sensación de estancamiento. El miedo a romper con inercias que han perdido el sentido a menudo proviene de los fantasmas del pasado, y el suyo acaba irrumpiendo ferozmente a través de una casa que una vez encarnó el universo entero y de una abuela y una madre que cuentan unos hechos trágicos.
Para la inspectora Indira Ramos ha sido un año repleto de sucesos: cazó a un monstruo al que todo el mundo daba por muerto, perdió a uno de sus mejores agentes en un desgraciado accidente y tuvo que elegir entre los dos hombres de su vida. Pero, cuando todo parecía haber vuelto a la normalidad y se presentaba ante ella una etapa tranquila, la vida se empeña en ponerle las cosas más difíciles que nunca y tendrá que enfrentarse, junto al inspector Iván Moreno, a un caso que les unirá o les separará para siempre.
Su equipo -ahora compuesto por la subinspectora María Ortega, por una agente Lucía Navarro más taciturna de lo habitual tras su rehabilitación y por Jotadé, un oficial de origen gitano de métodos poco ortodoxos pero efectivos que pondrá patas arriba la vida de sus compañeros- tiene que investigar el hallazgo de varios cadáveres en un solar en construcción. Nada parece unir a las víctimas y solo investigando su pasado podrán entender por qué les han ido matando uno a uno.