Cuatro compañeros de universidad se trasladan a Nueva York, donde solo cuentan con su amistad y su ambición para abrirse camino. Willem es guapo, amable y quiere ser actor; JB es un pintor ingenioso y a veces cruel, dispuesto a destacar en el difícil mundo del arte; Malcolm es un arquitecto soñador, y Jude es el joven retraído, brillante y enigmático que pronto se convertirá en el epicentro del grupo. A lo largo de varias décadas, sus relaciones se harán más íntimas y profundas, al tiempo que se teñirán de adicción, éxito y orgullo. Sin embargo, su mayor desafío será el propio Jude, herido para siempre por una traumática infancia.
Para saber qué dicen y callan los hombres, de dónde viene y adónde va la culpa, cuánto importa el sexo, a quién podemos llamar amigo y, finalmente, qué precio tiene la vida cuando ya no tiene valor aquí está Tan poca vida: el libro icónico de las nuevas generaciones, considerado mejor novela del año por la prensa internacional, finalista del Booker Prize y del National Book Award, y uno de los mayores fenómenos literarios de la última década.
Dos jóvenes amigos, un escultor con talento pero algo perezoso y un recién licenciado en Filosofía, están enamorados de Yelena Nikoláievna Stájova, una muchacha de clase media que siempre ha destacado por su bondad con los que sufren. Yelena encuentra frívolo a uno de ellos, y cada vez más interesante al otro, pero entonces se cruza en su camino un tercero. Mientras tanto, sus padres preparan su boda con un alto funcionario Turguénev recreó en En vísperas (1860) un enfrentamiento generacional que los críticos de la época vieron como una alegoría de la Rusia que estaba por llegar (de ahí el título de la obra).
El 21 de noviembre de 1869 un estudiante radical de la Escuela de Agricultura de Moscú, Iván I. Ivánov, era asesinado por cinco de sus compañeros, miembros de la sociedad secreta Justicia Popular, que tramaba una revuelta para el 17 de febrero de 1870 (noveno aniversario de la liberación de la servidumbre). Dostoievski se inspiró en este hecho para Los demonios (1872), tal vez la primera novela sobre una «célula terrorista». Aunque la intencionalidad política es evidente, el caos y la destrucción que recrea surgen de una sátira de costumbres tan hilarante como hiriente que poco a poco se va transformando en una tragedia clásica. La nueva traducción de Fernando Otero recupera en su integridad el gran estilo y la fuerza de atracción de esta obra maestra.