Con estas credenciales se nos presenta Colonna, el protagonista de Número Cero, que en abril de 1992, a sus cincuenta años, recibe una extraña propuesta de un tal Simei: va a convertirse en redactor jefe de Domani, un diario que se adelantará a los acontecimientos a base de suposiciones y mucha imaginación, sin reparar casi en el límite que separa la verdad de la mentira, y chantajeando de paso a las altas esferas del poder.El hombre, que hasta la fecha ha malvivido como documentalista y en palabras de su ex mujer es un perdedor compulsivo, acepta el reto a cambio de una cantidad considerable de dinero, y arranca la aventura. Reunidos en un despacho confortable, Colonna y otros seis colegas preparan el Número Cero, la edición anticipada del nuevo periódico, indagando en archivos que esconden los secretos ocultos de la CIA, del Vaticano y de la vida de Mussolini.Todo parece ir sobre ruedas hasta que un cadáver tendido en una callejuela de Milán.
Sin duda es la literatura norteamericana la que ha proporcionado una mayor y más personal aportación a la novela de terror, dejando una huella indeleble con autores de la talla de Nathaniel Hawthorne, Ambrose Bierce, Howard Philips Lovecraft y Edgar Allan Poe, el más célebre de todos ellos, que nos hace gala tanto de un terror negro ?macabro y tenebroso-, como de un terror blanco ?psicológico y poético-, elevando así a niveles de arte la literatura de terror.
Espacios cerrados y claustrofóbicos,mares tenebrosos,misteriosas tumbas,tétricas alucinaciones,ocuras y peligrosas criptas,cadáveres ensangrentados,amores fúnebres,presión psicológica,descripciones sombrías,marcadas y extrañas enfermedades psíquicas,secretos ocultos,presuntas resurrecciones,detectives analíticos,espectros fantasmales,la muerte,la insoportable ansiedad del hombre..., son maestrías para inspirarnos sentimientos que nos invaden profundamente mientras leemos sus obras.