«Escribo estrictamente para averiguar qué estoy pensando, qué estoy mirando, qué veo y qué significa».
En noviembre de 1999, Joan Didion empezó a visitar a un psiquiatra porque, como escribió a un amigo, su familia había estado pasando «unos años difíciles». Durante meses, registró sus encuentros con meticuloso detalle en un diario destinado a su marido, John Gregory Dunne.
Las sesiones iniciales se centraron en el alcoholismo, la adopción, la depresión, la ansiedad, la culpa y las desgarradoras complejidades de la relación con su hija Quintana. Estos asuntos mutaron hasta abarcar su trabajo, que le resultaba difícil mantener durante períodos prolongados. Hubo discusiones sobre su propia infancia —malentendidos y falta de comunicación con su madre y su padre, así como la temprana tendencia de la joven Joan a anticipar catástrofes— y la cuestión del legado, o, como ella lo expresaba, «lo que ha valido».
El diario de Didion fue elaborado con la precisión, la lucidez y la elegancia que caracterizan a la autora. Sin embargo, aquí aparece también una Joan Didion que nunca habíamos visto: Apuntes para John es el registro extraordinariamente íntimo de un viaje doloroso y valiente en la vida de una de las más grandes escritoras de nuestro tiempo.
Antes de convertirse en una de las grandes cronistas de lo íntimo, Vivian Gornick escribía con la claridad furiosa de quien ha elegido vivir al servicio de una causa. Los textos reunidos en Por qué algunos hombres odian a las mujeres revelan a una pensadora radical, lúcida y vibrante, en plena efervescencia del feminismo de los años setenta. Desde las disputas ideológicas dentro del movimiento hasta las conversaciones aparentemente triviales en una peluquería del Upper West Side neoyorquino, sirven a Gornick para capturar el pulso de una transformación histórica. Y le sirven además para reflexionar sobre las diferencias entre las olas feministas, denunciar la misoginia soterrada –y no tanto– en autores consagrados como Norman Mailer, Saul Bellow o Philip Roth, y defender el poder político del testimonio personal en los grupos de autoconciencia, donde lo privado se vuelve revolución. Este libro no es solo la crónica de una época: es una cartografía de la resistencia, una llamada a no bajar la guardia, una guía de combate. En tiempos en los que el feminismo vuelve a ser desafiado por viejos y nuevos reaccionarismos, estas páginas nos recuerdan que ninguna conquista es irreversible y que la autonomía de las mujeres sigue siendo, para muchos, una amenaza intolerable. Con prosa incisiva, Gornick analiza cómo se construye el poder masculino, cómo se transmite la sumisión femenina, y qué ocurre cuando una mujer empieza a ver su experiencia personal como parte de algo mayor.
Empieza la nueva temporada del concurso más visto de la galaxia: Planeta mazmorrero. En el tercer piso, Carl y la Princesa Dónut deberán esforzarse más que nunca. Ya han demostrado que un veterano de la Guardia Costera y una integrante de la realeza felina pueden formar un equipo casi imparable. Y aunque tienen una audiencia bestial, los espectadores son insaciables y la mazmorra es cada vez más peligrosa. Tendrán que darlo todo si quieren sobrevivir a esa picadora de carne diseñada para destrozar y luego escupir a los mazmorreros.
Un circo de muertos vivientes deambula por las ruinas de la Ciudad Epígea, una próspera metrópolis que fue devastada por una misteriosa desgracia. Mujeres asesinadas caen del cielo. Un antiguo conjuro está a punto de desvelar su aciago propósito.
¿Podrán Carl y la Princesa Dónut resolver el misterio a tiempo?
Destrozada por la muerte de su madre y, al mismo tiempo, desconcertada y «más que un poco avergonzada» por la intensidad de su reacción, Arundhati Roy comenzó a escribir estas memorias en un intento de comprender sus sentimientos hacia la madre de la que huyó a los dieciocho años, «no porque no la amara, sino para poder seguir amándola».
Así empieza esta historia asombrosa, el libro que Roy lleva «escribiendo toda la vida», un texto radicalmente honesto, divertido y profundamente conmovedor. Con la amplitud, el alcance y la profundidad de novelas tan icónicas como El dios de las pequeñas cosas, este libro es un canto a la libertad y un homenaje al amor espinoso, un último abrazo entre madre e hija.