En un mundo de influencers de pacotilla y de princesas yo elegí ser una persona que se come el mundo antes de que el mundo me coma a mí, aunque a veces tenga náuseas.
Pero ¡cuidado! porque, sí, hablo de cosas de chicas y de chicos, de situaciones muy reales, de momentos alegres y de llanto, pero os lo digo alto y claro: todos y todas llevamos una Drama Queen dentro, solo hay que dejarla salir…
Segundo volumen de «Pijas y divinas», una saga gamberra y divertida, con una trama repleta de trampas, errores, química sexual, romanticismo y mucho erotismo.
«De una boda, en teoría, sale otra boda. Chorradas. ¡Qué más quisiera yo!
Os seré franca, quiero casarme cuanto antes, pero no con cualquiera. En mi entorno el matrimonio es un arte y, a pesar de que he tenido novios y pretendientes, ninguno cumplía los requisitos, empezando por una cuenta bancaria saneada. Sé lo que pensáis, pero antes escuchad mis razones.
No valgo para trabajar y no me he criado entre algodones para ahora echarlo todo a perder. Necesito un esposo que no me saque muchos años y que no sea difícil de mirar; aunque, según mi madre, “a todo se acostumbra una, hija”.
Ahora que estoy en la boda de una amiga, miro alrededor y veo que aquí no encontraré al candidato. Así pues, seguiré buscando…»
El astrobiólogo Theo Byrne busca formas de vida en el cosmos mientras cría sin ayuda a su peculiar hijo de nueve años, Robin, tras la muerte de su esposa. Robin es un niño cariñoso y tierno que se pasa las horas pintando elaborados dibujos de animales en peligro de extinción y que está a punto de que lo expulsen del tercer curso por golpear a un amigo en la cara. Pese a que los problemas de su hijo aumentan, Theo intenta mantenerlo alejado de las medicaciones con fármacos psicoactivos. Así, descubre un tratamiento experimental de neurofeedback para potenciar el control de las emociones de Robin mediante unas sesiones de entrenamiento con patrones grabados del cerebro de su madre... Con unas descripciones del mundo natural sublimes, una prometedora visión de la vida más allá de nuestros confines y el relato de un amor incondicional entre padre e hijo, Desconcierto es la novela más íntima y conmovedora de Richard Powers. En su interior reside una pregunta: ¿cómo podemos contarles a nuestros hijos la verdad sobre nuestro hermoso y amenazado planeta?
¿Qué sacrificarías por borrar un mal recuerdo?
Una amiga del alma y un primer amor son las experiencias con las que construimos nuestra memoria. La neurocientífica Catalina Tagle sabe dónde están esos recuerdos, para qué sirven y, tal vez, cómo desactivarlos. Porque ¿quién dijo que hubiera que mantenerse leal a la persona que somos cuando nos enamoramos por primera vez?
Sol construye recuerdos y vive dentro de ellos como si fueran una casa. Eduardo Zarza, su padre, construye edificios y se ha hecho rico gracias al frenesí inmobiliario. Teo, su marido, querría despertar en Eduardo la simpatía que le tiene el resto del mundo. Y Matilde, su mejor amiga, ansía mudarse a otra vida, más segura y mejor.
Cuando Eduardo entra en un periplo hospitalario que pone patas arriba su vida, la de Sol y su estrecho círculo de confianza, la única salida es preguntarse hasta qué punto definen lo que somos nuestros amores, nuestras memorias o lealtades; un dilema que la doctora Tagle ya ha planteado a Melania, una exgimnasta en busca de una identidad para su cuerpo perfecto.
Con una prosa concisa y evocadora, cargada de ironía y madurez, Eva Cruz plantea una reflexión que nos acompañará mucho tiempo después de finalizar esta magistral novela: ¿qué le pasa al primer amor cuando le caen encima veinte años?
Un segundo es lo que tarda su vida en transformarse. Nada más recibir un golpe en la cabeza, la realidad de Ash cambia. Por imposible que parezca, ha llegado a una especie de mundo paralelo en el que su vida es similar..., pero al mismo tiempo muy diferente.
Un hecho fortuito coloca a Andrés Lavriaga, un prófugo que acaba de robar una sucursal de préstamos, y a Julia Bazin, una bióloga que llegó a un punto ciego en su vida, en el mismo escenario y con el mismo rótulo: son los únicos sobrevivientes de un triple accidente de tránsito en la ruta. Así empieza esta historia: con el desenlace de una secuencia que reconfigura la vida de los dos personajes, sus pasados y también el presente, que comparten en el hospital al que son derivados.
El resto del mundo rima narra la experiencia fantasmal de una mujer que desafía la lógica de la existencia. Que escapa de su internación, se esconde en un placar y usurpa la identidad de una doctora para acercarse al otro sobreviviente y, a partir de la vida de él, reinventar la suya. Julia, camuflada como Mónica Elzester, y Andrés, convaleciente, entablan una relación extraña y ambigua. Ambos buscan sentido en la memoria del otro, que se mezcla con películas, sueños y fragmentos leídos.