El título hace referencia a los Panoptika, que eran gabinetes de curiosidades, cuartos de maravillas o simplemente muebles en los que algunos nobles y burgueses de otro tiempo coleccionaban objetos exóticos de todos los rincones de la tierra. También se llamaba así a otros raros repertorios, los antiguos Museos de Figuras de Cera. Este libro reúne casi medio centenar de semblanzas del escritor austriaco, producto de su experiencia como corresponsal por buena parte de Europa, donde se mezcló con todo el mundo, viajando en cualquier medio de transporte, alojándose en los hoteles más variopintos y trabajando siempre en la mesa de algún café rodeado de gente que le hablaba sin parar en cualquier idioma.
Mientras la vida en la Argentina se cargaba de oscuros presagios, Borges y María Kodama emprendieron el viaje a los Estados Unidos invitados por el profesor Donald Yates, uno de sus primeros traductores al inglés, quien registró, con su pequeño grabador portátil, el curso completo que Borges dio ante un reducido grupo de estudiantes de habla hispana. Gracias a un meticuloso trabajo de transcripción de esas grabaciones, este volumen recupera el tono espontáneo e intimista que tuvieron esos encuentros, donde reverbera la irónica y sinuosa voz de un Borges que en la década de 1970 ya era una celebridad en el ambiente cultural y académico estadounidense. Por sus páginas desfilan, siempre enmarcados en sus circunstancias históricas, el Facundo y las batallas de Sarmiento, la figura del gaucho en Hilario Ascasubi, las fallidas lecturas del Martín Fierro y la renovación que trajo el modernismo, entre múltiples temas y autores. Borges enriquece cada clase con los recuerdos de su abuela sobre la vida en la frontera en el siglo XIX, con las anécdotas de su madre sobre Almafuerte, con narraciones míticas oídas en la estancia de Adolfo Bioy Casares o con evocaciones personales de Lugones o de Groussac, pero también con incursiones en la mitología griega o escandinava, y con luminosas digresiones sobre Shakespeare, Whitman o la amistad, para él una de las grandes pasiones argentinas.
¿Unas memorias? ¿Un dietario? ¿Un libro de viajes? ¿Un ensayo sobre la literatura y el mundillo literario? ¿Una crónica de la literatura española entre los siglos XX y XXI? ¿Una novela social? ¿Una carta de suicidio?
Más bien un exorcismo, ya que no por casualidad arranca con una invocación al padre Karras de El exorcista. Dice la autora, acaso poseída: «Soy una escritora que pide un ascenso y ya es demasiado vieja para ascender. Soy una escritora que no cree −para nada− en la autonomía del campo cultural. Soy una escritora, en medio de la selva, que se abre camino entre la vegetación con un machetito mellado». Y asegura: «Escribo un libro para salvarme de los libros y sus repliegues laterales. Sus turbulencias y su moho. Su copyright. Para recuperar una pureza que solo me haga pensar en que Confucio es el padre de la confución y enunciar grandes palabras que trascienden lo local para transformarse en asunto humano, demasiado humano [...]. Una literatura sin la mugre de la envidia o la negociación del anticipo. Sin portadas ni listas de notables en los suplementos literarios».
Con esta impresionante adaptación gráfica del clásico contemporáneo de Margaret Atwood, llevada a cabo con suma belleza por la artista Renee Nault, el aterrador universo de Gilead cobra vida como nunca hasta ahora.
Defred es Criada en Gilead, una república donde a las mujeres se les prohíbe trabajar, leer y entablar amistades. Sirve en el hogar del Comandante y su Esposa, y en el nuevo orden social tiene un único cometido: una vez al mes, tumbarse boca arriba y rezar para que el Comandante la deje embarazada, porque, en una época en que apenas nacen niños, Defred y las demás Criadas valen en la medida en que son capaces de engendrar. Pero Defred recuerda los años previos a la instauración de Gilead, cuando ella era una mujer independiente con un empleo, una familia y un nombre propio.
Robert Langdon, el célebre profesor de simbología, llega a Praga para asistir a una conferencia revolucionaria impartida por Katherine Solomon, una brillante científica con quien ha iniciado una relación. Katherine está a punto de publicar un libro cuyos asombrosos descubrimientos sobre la naturaleza de la conciencia humana prometen desafiar siglos de creencias consolidadas. Pero un brutal asesinato desata el caos, y Katherine desaparece sin dejar rastro junto a su valioso manuscrito.
Con un telón de fondo de enormes castillos, imponentes iglesias, cementerios ancestrales y laberínticos pasajes subterráneos, Langdon debe recorrer Praga, una ciudad que ha guardado celosamente sus misterios durante siglos, mientras se enfrenta a fuerzas desconocidas. La ciudad de las mil torres es un campo de batalla insólito para Robert, uno en el que no solo está en juego la vida de la persona que ama sino también un secreto que podría cambiar el futuro de la humanidad.
En la autoritaria Federación, hay un complot para asesinar al presidente, quien ha descargado su mente en una sucesión de nuevos organismos para mantener su poder. En los márgenes de una Europa occidental que ha renunciado a la gobernanza humana en favor de primeros ministros de IA, una mente artificial amenaza con desencadenar el fin del mundo occidental.
Mientras la Federación y Occidente se desmoronan, Lilia -la científica cuyo invento puede derrocar al presidente- trata de escapar de la red de vigilancia de la Federación. Pero su destino está ligado al de un grupo de personas que luchan contra el status quo global.
El resultado es una magistral crítica de las muchas formas de autoritarismo que asfixian la libertad humana.