1208, Roma. Un legado papal que carga en secreto la «herencia del diablo», unos documentos que amenazan al papa Inocencio III y a la Iglesia, es asesinado y los escritos, robados. Será entonces cuando el Papa proclamará una aterradora cruzada contra los cátaros que acabará arrasando Occitania.
Ajena a la catástrofe que la acecha, Bruna, una joven dama enamorada de Hugo, un trovador español, no imagina el destino que le espera. Mientras, en París, un pendenciero y juerguista estudiante de teología, Guillermo, se ve obligado a unirse a la lucha, en la que tendrá que recuperar los escritos robados y matar a Bruna…
El destino de los tres jóvenes se enlazará en esta devastadora cruzada, entre amores apasionados, rivalidades y muerte.
Joan y Anna regentan una librería española en Roma símbolo del clan Borgia, que gobierna los estados pontificios con mano de hierro. A pesar del mundo en el que viven, brutal y violento, caracterizado por traiciones, asesinatos y adulterios, son felices. Pero cuando las grandes familias romanas deciden terminar con el papa Alejandro VI y sus hijos, la librería se convierte en un objetivo a destruir.
Por si fuera poco, Juan, el poderoso hijo del papa, un hombre que no acepta negativas se encapricha de Anna y el matrimonio tendrá que enfrentarse también a los Borgia. De ello depende su libertad, su amor, su familia y dignidad.
IMPLACABLE. METICULOSO. ARROGANTE.
Nada escapa al control del multimillonario Dante Russo, ya sea en su trabajo o en su vida. Nunca planeó casarse… pero el chantaje lo obliga a comprometerse con Vivian Lau, la heredera de un imperio de la joyería e hija de su mayor enemigo. No le importa lo hermosa o encantadora que sea. Hará todo lo que esté en su mano para liberarse de la extorsión y de su compromiso. El único problema es que, ahora que la tiene, no quiere dejarla ir.
ELEGANTE. AMBICIOSA. CORTÉS.
Vivian Lau es la hija perfecta. Casarse con un Russo significa abrir las puertas de un mundo que ni su familia es capaz de comprar. Dante está lejos de ser el marido que ella imaginaba para sí, pero el deber es más fuerte que cualquiera de sus deseos. Ansiar su tacto nunca fue parte del plan... Y enamorarse de su futuro marido, tampoco.
Detengámonos en la «avidez», la nuestra y la de otros. La de todos. El deseo, la ansiedad, la ambición, la codicia. Lina Meruane nos expone a los sentidos materiales y metafóricos de esta palabra a través de una multitud de madres e hijas insaciables, de hermanas incisivas, de amigas y amantes afiladas así como de hombres salvajes y animales cuya hambre alimenta el amor y el odio, la miseria y el castigo, el resentimiento, el perdón. Un universo obsesivo por el que discurren objetos que cobran vida, cuerpos que la pierden, que se mutilan y se desgajan. Leer estos cuentos punzantes de Lina Meruane detona, como en cada uno de sus libros, una inolvidable avidez lectora.
Gregor Samsa, un joven viajante de comercio, amanece convertido en un insecto y, encerrado en su cuarto, asiste al lento y silencioso derrumbe de todo lo que daba sentido a su vida. Incomprendido y temido por su propia familia, se desliza hacia una existencia que desvela con crudeza lo que ocurre cuando dejamos de ser útiles, cuando ya no encajamos. ¿Qué queda de nosotros cuando ya no respondemos a las expectativas del mundo?
El relato más célebre de Franz Kafka, en una nueva traducción de José Rafael Hernández Arias y con un posfacio de Lorenzo Silva. Una obra hipnótica y despiadada que condensa como pocas la angustia moderna, la deshumanización y el vértigo de no saber quiénes somos. Más de un siglo después, La metamorfosis sigue hablándonos en voz baja... y con dientes afilados.
La Dinastía Tang gobernó China entre los años 618 y 907. Fue una época de estabilidad política, prosperidad económica y esplendor de la cultura autóctona, apoyada en influencias foráneas. Hubo un fuerte desarrollo institucional, con iniciativas en pensamiento y religión, y creatividad en todas las artes. Fue también una época de eclecticismo y cosmopolitismo; nunca antes China estuvo tan abierta al contacto exterior.
Y en más de tres mil años de poesía en lengua china, ésta es la edad de oro. Cincuenta mil poemas han llegado hasta nosotros, con abundancia de géneros y modelos poéticos. Todos los funcionarios eran poetas dedicados al servicio del estado y, en algún caso, pagaron con el destierro o la muerte su apego incondicional a la justicia. Otros poetas eran ermitaños —taoístas o budistas— amigos de la soledad y la reflexión serena. En muchos casos, fueron funcionarios y anacoretas en momentos diferentes de sus vidas.