En la pequeña y remota localidad neozelandesa de Manapouri, frente a un lago, se encuentra la librería de Ruth Shaw, que en realidad son dos, y pequeñitas, pintadas de un arcoíris de vivos colores y rodeadas de plantas, curiosidades y alguna que otra mascota muy particular.
En esta original narración en primera persona, esta librera única nos cuenta historias de las personas que visitan las librerías, nos habla de algunas de sus obras preferidas y comparte anécdotas de su excepcional y azarosa vida. Es un relato marcado por su gran sentido del humor, pero también por las dificultades a las que se ha enfrentado, así como por la resiliencia que ha demostrado, todo coronado con un final feliz de la mano del amor.
A ella se le encarga trabajar como «puente»: vivir con, ayudar y supervisar al expatriado conocido como «1847» o comandante Graham Gore. En lo que respecta a la historia, el comandante Gore murió en la condenada expedición de Sir John Franklin al Ártico en 1845, por lo que está un poco desorientado al vivir con una mujer soltera que muestra regularmente sus pantorrillas, rodeado de conceptos extravagantes como «lavadora», «Spotify» o «el colapso del Imperio Británico». Pero con un apetito por descubrir, un hábito de fumar siete cigarrillos al día y el apoyo de un encantador y caótico elenco de compañeros expatriados, pronto se adapta.
Pero lo que el puente pensó que sería, en el mejor de los casos, una complicada e incómoda dinámica de compañeros de piso, evoluciona hacia algo mucho más profundo.
Recibida con elogios entusiastas por la crítica del Reino Unido y Estados Unidos, que la ha considerado de forma unánime uno de los mejores libros del años, La impostura supone el regreso a la novela de Zadie Smith, siete años después de Tiempos de swing y un cuarto de siglo después de su irrupción en el panorama literario con Dientes blancos. Llena de vida, ideas, humor, sentimientos y algo semejante a una verdad moral, La impostura narra con extraordinaria habilidad las controversias sociales del Londres victoriano a través de un puñado de personajes memorables.
Cuando, un gris día de otoño, Joséphine sale de su pequeño ático en el canal Saint-Martin, en París, encuentra dos cartas en el buzón. Una es de la editorial con la que colabora como traductora, y la otra de un notario desconocido. Y así, en pocos minutos, Joséphine descubre que ha perdido su trabajo, pero también que ha heredado una vivienda, aunque atípica y un poco ruinosa: su querido tío Albert le ha dejado su vieja casa flotante, amarrada en el cercano muelle del puente de la Concordia.
A regañadientes, y a pesar de los buenos recuerdos que guarda de los viajes por el Sena con su excéntrico tío, Joséphine decide venderla. Pero en el barco no solo la espera un misterioso armario cerrado del que aparentemente no hay llave, sino también un atractivo pero gruñón desconocido que afirma ser el legítimo inquilino. Y que, por supuesto, no ve por qué debería mudarse...
Llega el fin del verano y Hugo está listo para despedirlo en un festival con sus amigos. Esa noche, mientras disfrutan de la música y el baile, conoce a un chico
misterioso con el que acaba intercambiando unos besos y del que cree que no volverá a saber nada.
Durante ese mismo verano, Gael, un joven de clase alta que trabaja para su padre en un importante banco del país, decide dar un volantazo a su vida y seguir su vocación de dedicarse a la enseñanza. Su prometida Cayetana, con la que va a casarse ese mismo año, le apoya en su intención.
Las huellas es una tetralogía compuesta por las novelas Los muertos, Los huérfanos, Los turistas y Los difuntos, que hasta ahora se habían leído por separado. La publicación en un solo volumen de las cuatro ficciones revela que se trata de un único proyecto literario de alto nivel conceptual y estético. Una novela en cuatro partes que se plantea preguntas importantes: ¿Cuál es nuestra relación, intelectual y emocional, con los no humanos? ¿Y con las pantallas que nos envuelven? ¿Cuáles son los mecanismos de la amistad, el deseo y el duelo? ¿Las políticas de la memoria llevan a la ultraderecha cuando eclipsan las narrativas de futuro? ¿Cómo se relacionan la utopía con la distopía? ¿Por qué el turismo de masas se ha convertido en la energía que mueve el mundo? ¿Cómo pueden la literatura y el arte más ambiciosos representar las contradicciones de nuestra época? Jorge Carrión ensaya algunas respuestas a esas cuestiones y, sobre todo, insinúa muchas otras preguntas en 700 páginas desafiantes, de una rabiosa originalidad.