Tres ataúdes blancos es un thriller en el que un tipo solitario y antisocial es forzado a suplantar la identidad del líder del partido político de la oposición y a vivir todo tipo de aventuras para acabar con el régimen totalitario de un país latinoamericano llamado Miranda, sospechosamente parecido a Colombia.
Desaforado, desquiciado, hilarante, el narrador-protagonista usa todas sus palabras para cuestionar, ridiculizar y destruir la realidad (y para reconstruirla desde cero, como nueva). Perseguido sin descanso por el régimen del terror que en Miranda todo lo controla y por los abyectos políticos de su propio bando, solo contra el mundo, el protagonista es finalmente alcanzado y cazado. Su enamorada sin embargo consigue huir milagrosamente, y con ella queda viva la esperanza del reencuentro y de un nuevo comienzo para la historia.
Tres ataúdes blancos es un texto abierto, polifónico, dispuesto para múltiples lecturas. Puede ser entendido como una sátira feroz de la política en América Latina, como una refinada reflexión acerca de la identidad individual y la suplantación, como una exploración de los límites de la amistad, como un ensayo sobre la fragilidad de lo real, como una historia de amor imposible. Envuelta en un envase de thriller fácil de abrir y de leer, llena de humor, esta novela propone sin duda un juego literario complejo y fascinante, que consagra indiscutiblemente a uno de los autores mayores de su generación en lengua española.
Para la autora del libro Silvia Araujo su deseo es que el lector logre conseguir la
ayuda emocional necesaria en estos tiempos de pandemia, donde la mayoría de las personas están propensas a caer en la depresión, el aburrimiento, el estancamiento y el desánimo.
Los recuerdos positivos sobre el ambiente donde se desarrolló su infancia cumplen varias funciones en las diferentes etapas de la vida.
Contribuyen a que la persona sienta bienestar, inculcan sentimientos de gratitud que son el portal de la alegría.
Con la llegada de la edad adulta, estos recuerdos ayudan a mantener una actitud agradable y jovial, aportando una salud física y mental.
En caso de no haber tenido una niñez como lo hubiera deseado, este libro invita al lector a ser creativo en su imaginación, originando una infancia feliz.
El primer libro de Anthony Doerr compendia ocho relatos a través de los cuales el autor transporta al lector de la costa africana a los frondosos bosques de pinos de Montana y a los húmedos páramos de Lapland, trazando un vasto itinerario geográfico, pero también emocional. Doerr explora la condición humana en todas sus formas -metamorfosis, dolor, relaciones rotas, corazones que lentamente sienten cómo sus heridas cicatrizan-, evocando a la naturaleza en sus dos vertientes: la de la hermosa abundancia y la del temible poder que alberga y del que hace gala en ocasiones.
Los personajes que deambulan por estas páginas se enfrentan a adversidades que en todo momento parece que los van a superar, buscan su lugar en este mundo en constante devenir... y se encuentran unidos por la inquebrantable amarradura al deslumbrante universo que los rodea.
El corazón de las tinieblas recoge parte de sus experiencias a bordo de un barco de vapor en el río Congo. Las enigmáticas últimas palabras de Kurtz, «¡El horror! ¡El horror!», nos hablan de dos de las grandes preocupaciones del autor: los excesos de la colonización europea en África y la amoralidad intrínseca del ser humano.
Una escritora de novela romántica que quiere pasar página.
Un bombero incapaz de olvidarla.
Una historia que demuestra que, donde hubo fuego siempre quedan cenizas.
Querido Santa:
Todo lo que quería esta Navidad era estar en Nueva York y besar a un tío bueno en Nochevieja o, al menos, terminar la novela romántica que estoy escribiendo. Lo que no estaba en mi lista de deseos era heredar el Polaris, el bed and breakfast de mi familia, después de que lo destruyera un incendio. Y menos aún compartirlo con Jack Halliday, mi exnovio, ahora bombero y manitas oficial de Sunnyside, el encantador pueblecito de California al que juré no regresar.
Jack está empeñado en completar la reforma del Polaris, reabrirlo antes de Nochebuena y convertirse en el salvador del espíritu navideño. Y yo, querido Santa, lo único que quiero es venderlo, deshacerme de los recuerdos y perder de vista al hombre que me rompió el corazón.
Fdo: Mia Summers
¿Hacia dónde nos lleva la estela de lo que callamos?
Nochebuena de 1959, Altos de Adelaida, Australia. Al final de un día caluroso, en los alrededores de la mansión de la familia Turner, un repartidor realiza un descubrimiento espeluznante. Comienza una investigación policial y el pequeño pueblo de Tambilla se ve sacudido por uno de los casos de asesinato más desconcertantes y dolorosos de la historia de Australia del Sur.
Sesenta años más tarde y después de haber perdido su empleo en el periódico, Jess recibe una llamada inesperada por la que decide abandonar Londres y regresar a Sídney. Su abuela Nora, con quien se crio, ha sufrido una caída y está ingresada. El recuerdo de su querida abuela contrasta con la realidad al encontrar a una mujer frágil y desconcertada.
Sin nada que hacer en casa de Nora, Jess se dedica a curiosear y encuentra un libro que detalla la investigación policial de una tragedia ya olvidada: la de la familia Turner. Mientras lo hojea, descubre una asombrosa conexión entre su familia y aquel suceso. Desde entonces la búsqueda de la verdad será el único camino posible.