Este hermoso libro, que podría ser una novela corta, una fábula o un bello poema en prosa, es un clásico imprescindible escrito e ilustrado por el piloto de la Fuerza Aérea francesa Antoine de Saint-Exupéry, cuyo avión desapareció en julo de 1944. Queremos pensar que no fue un accidente, sino que se marchó al hogar del principito
A modo de testamento poético, el gran maestro Ángel García López cuestiona en este nuevo libro la deriva lamentable emprendida por la poesía española última, donde falsos poetas han usurpado las riendas de la lírica. Apoyado en una declaración del también poeta y editor Abelardo Linares: «La casa de la Poesía es una casa en la que los okupas han echado a los poetas y se han quedado a vivir ahí», 'Testamento hecho en Wátani' levanta los faldones a la falacia para descubrir esa triste realidad. Y lo hace con esa poesía proteica que es capaz de recrear el lenguaje y convertir el verso en una creación magistral donde confluyen armónicamente la forma y el contenido.
Los poetas feroces cuentan lobos para dormir es un homenaje a la poesía y, muy especialmente, a los poetas que mantuvieron desigual debate entre poesía y vida. Con soltura y atrevimiento, huyendo de tópicos habituales, desde ángulos novedosos sabe reflexionar y dar la vuelta a la realidad preconcebida. Su humor y aparente despreocupación están, sin embargo, teñidos de amargura, pues sus poemas no dejan de ser sino una tentativa de lo infinito inalcanzable; la constatación de que, a la postre, la vida es mucho más que la poesía.
Entre 1854 y 1929, los llamados trenes de huérfanos partieron regularmente de las ciudades de la Costa Este de Estados Unidos hacia las tierras de labranza del Medio Oeste, llevando miles de niños abandonados cuyos destinos quedarían determinados por la fortuna o el azar. ¿Serían adoptados por una familia amable y afectuosa, o se enfrentarían a una adolescencia de trabajo duro y servidumbre?
La poesía de Rafael Cadenas (Barquisimeto, Venezuela, 1930) se muestra en el panorama de la poesía en lengua española durante las últimas décadas, como una de las más sólidas, originales y orgánicas, y así se ha visto reconocida, pues son numerosos los premios que ha merecido.
Cada nuevo libro suyo es una sorpresa y un estímulo para la inteligencia. Su lenguaje preciso y depurado, que no concede ninguna tregua al conformismo ni a la complacencia, es una convulsión de la clarividencia y un ataque a la resignación: la palabra es la última esencia de la poesía y el único camino para reencontrarnos con el otro y con el todo.
«Juan Gabriel Vásquez ha mostrado con frecuencia su amistad con la poesía. Por eso quiero precisar que, aunque Juan Gabriel sea un gran novelista, lo que publica ahora no es un libro de poemas escrito por un novelista, sino un libro escrito por un poeta. Cuaderno de septiembre nació como una necesidad con la intención de que la poesía hiciese sus preguntas sobre los que decimos cuando decimos soy yo, sobre lo que dicen las cosas y sobre lo que saben de nosotros las palabras».