Se dice que al visitar África el principal peligro está dentro de uno mismo. El viajero debe asimilar tal cantidad de estímulos, que, si no se toma un descanso, le puede resultar difícil recuperar la tranquilidad. Durante la década del 50, Alan Moorehead realizó cuatro viajes por dicho continente. No hay sitio en el arca es el resultado de todas dichas experiencias, que configuran, en buena medida, un libro de aventuras.
En estas páginas, descubrimos un mundo tan complejo como fascinante. Conocemos, por ejemplo, a los masai, poderosos cazadores que viven de sangre y leche; o a los
turkanas, quienes a pesar de su trato amable y respetuoso, acostumbran a expulsar fuera del pueblo a los enfermos y ancianos, dejándolos morir. Así, cada capítulo se encarga de desmitificar la relación de los habitantes africanos con su entorno. Comprendemos, además, que la mejor manera de acercarnos a este mundo en un auténtico estado salvaje es eliminar el factor humano y observar a los animales interactuando entre ellos mismos y ante la selva.
Un escritor acude a un festival literario de una ciudad mexicana y, cuando acaba, se encuentra incapaz de volver a Tel Aviv, donde le espera su familia. Desorientado y ebrio, pasa los siguientes días deambulando por la ciudad y participando en sus fiestas, y cuando le preguntan por qué no regresa a su casa, solo halla una respuesta: su amigo Yoel ha fallecido.
Sin embargo, Yoel sigue vivo. Asolado por los recuerdos, revisa ahora su amistad con el compañero junto al que vivió las primeras ilusiones, los desencantos, las tragedias familiares y políticas, y la entrada en la edad adulta, pero con quien, desde hace un tiempo, apenas se habla. ¿Por qué lo da por muerto? En el centro de este misterio residen los fantasmas de una relación tempestuosa: dos vidas desarrolladas entre los escombros de conflictos demasiado adultos y silencios imposibles, a los que tendrá que enfrentarse si algún día quiere volver a su hogar.
Una novela íntima y emocionante sobre la familia, las pérdidas y las nuevas oportunidades, por el ganador del Premio Alfaguara.
«Pocos novelistas que escriben en mi lengua me producen tanta admiración como Jorge Franco».
Almudena Grandes
«Este es uno de los autores colombianos a quien me gustaría pasarle la antorcha».
Gabriel García Márquez
Al hablar de la condición humana se corre el riesgo de caer en la frivolidad, pero basta con leer cualquiera de los cuentos de Cynthia Ozick para olvidarse de las frases hechas y asumir lo que es ajeno como nuestro.
En esta recopilación de cuentos descubrimos a hombres y mujeres que a primera vista podrían parecer seres patéticos, pero que en el fondo conservan y muestran su dignidad, a menudo gracias a la ironía, siempre tan oportuna. Si, como decía Mark Strand, vivir consiste en estar alerta y prestar atención al mundo, Cynthia Ozick, «una de las pocas maestras vivas de la literatura norteamericana» (David Foster Wallace) es el testigo que buscábamos.
El canto de una generación desencantada: el debut novelístico de Javier Gallego
«Visceral, desacomplejada, corrosiva y a veces delirante, recuerda a En el camino de Kerouac y remite a la novela experimental. Una ópera prima tan ambiciosa como notable».
Jaime Cedillo, El Español
«Javier Gallego se instala en ese extraño equilibrio que precede a la rendición, y por eso esta novela es improbable, dolorosa, hipnótica».
Adaptación a novela gráfica del clásico de F. Scott Fitzgerald.
Nueva York, durante los locos años veinte. En su suntuosa casa de Long Island, Jay Gatsby celebra fastuosas fiestas a las que los invitados acuden en masa. Pero su anfitrión busca deslumbrar a una sola persona: Daisy Buchanan. Daisy es elegante, rica, atractiva... y la esposa de un millonario heredero.
Una de las grandes novelas de F. Scott Fitzgerald, clásico de la literatura estadounidense del siglo XX, adaptada por primera vez a versión gráfica por autores estadounidenses.