Ser minero del carbón en la Escocia del siglo XVIII significaba servidumbre y sufrimiento. Por eso Mack McAsh se enfrentó a su amo, lo que le obligó a huir. Para el joven comenzó una odisea, que le llevó a Londres y luego a las colonias de América del Norte, convertidas más que nunca en esperanza de libertad.
Bajo el ropaje de una trepidante novela de acción en la que afloran los mejores sentimientos -el amor, la generosidad, la entrega a los otros-, Un lugar llamado libertad es una obra apasionante donde brilla el talento narrativo de uno de los autores más reconocidos de nuestro tiempo.
Una fábula mordaz y sorprendentemente actual que expone con aguda claridad las trampas del poder y la corrupción.
En esta alegoría exquisita, los animales de la Granja Manor se levantan contra su opresor humano con la esperanza de construir una sociedad justa e igualitaria. Sin embargo, pronto descubren que incluso entre ellos mismos pueden nacer nuevos tiranos.
A través de personajes memorables como el carismático cerdo Napoleón y el noble caballo Boxer, Orwell desvela cómo las ideologías pueden ser distorsionadas y cómo los ideales revolucionarios se desmoronan frente a la ambición y la manipulación.
Rebelión en la Granja no es sólo una crítica al totalitarismo, sino también una profunda reflexión sobre la naturaleza humana, la política y el peligro de la ceguera colectiva. Esta novela breve, pero contundente, sigue resonando en la actualidad, recordándonos que «todos los animales son iguales, pero algunos son más iguales que otros».
Mafalda y sus amigos son como una pequeña familia, en la que todos tienen sus roles establecidos, con sus encuentros y desencuentros, con sus ocurrencias, que siempre consiguen arrancarnos una sonrisa. Juegan y se pierten, pero también hablan de política, del colegio, de cómo harían ellos las cosas y se preguntan por qué los adultos, con todo su poder, no se mueven ni un ápice para tratar de cambiar el mundo. Y aunque con frecuencia sus preguntas incordian a los mayores, estas siguen siendo hoy de una enorme relevancia y utilidad para ayudarnos a analizar el mundo que nos rodea.
Mafalda se siente responsable del futuro de la humanidad, mientras que los adultos que la rodean solo se preocupan por banalidades. ¿Qué podemos hacer cuando las cosas van mal? ¿Quién se encarga, pues, de que todo funcione? Con su característico ingenio y sus siempre numerosas preguntas, que a menudo irritan y desbordan a todos aquellos que la rodean, nuestra pequeña indignada se plantea los asuntos que nos competen a todos y comparte sus inesperadas y contundentes reflexiones sobre el mundo, que, quizá hoy más que nunca, no dejan de interpelarnos.
«¿Y no será que en este mundo hay cada vez más gente y menos personas?».
La crítica ha dicho...«Quino, el grande Quino, seguirá vivo en su Mafalda, que nos enseñó que, como siempre, lo urgente no deja tiempo para lo importante.»Héctor Abad Faciolince
«Nunca he amado a una mujer que no haya amado previamente a Mafalda.»Manuel Jabois
«Qué importante has sido en nuestras vidas. [...] Siempre estaban tus viñetas dando sentido a los detalles absurdos de la vida y la sociedad. Cada lección era un guiño de risa silenciosa que se volvía carcajada y suspiro, filosofía pura, crítica social, lenguaje de gestos expresivos y pequeños detalles, el humor más refinado concentrado en los dibujos. Qué gran compañero has sido.
Mafalda nunca para de hacerse preguntas, demasiadas preguntas, que a menudo irritan y desbordan a todos aquellos que la rodean. En La injusticia nuestra pequeña indignada se plantea los temas universales y comparte sus inesperadas y contundentes reflexiones sobre el mundo.
Si hay algo que Mafalda no soporta bajo ningún concepto (además de la sopa) es la injusticia, y no deja de recordárnoslo siempre que tiene ocasión. ¿Por qué hemos de dejar la justicia en manos de los adultos, si estos nunca entienden nada?
«Y estos derechos... a respetarlos, ¿eh? ¡No vaya a pasar como con los diez mandamientos!».
La crítica ha dicho...«Quino, el grande Quino, seguirá vivo en su Mafalda, que nos enseñó que, como siempre, lo urgente no deja tiempo para lo importante.»Héctor Abad Faciolince
«Nunca he amado a una mujer que no haya amado previamente a Mafalda.»Manuel Jabois
«Qué importante has sido en nuestras vidas. [...] Siempre estaban tus viñetas dando sentido a los detalles absurdos de la vida y la sociedad.
Mafalda se hace muchas preguntas, demasiadas preguntas que a menudo irritan y superan a los que la rodean. Nuestra pequeña indignada se cuestiona los temas universales y comparte sus reflexiones sobre el mundo.
Mafalda tiene unos padres que la adoran, pero que tiemblan cada vez que la ven acercarse con aire interrogador; y es que su curiosidad no tiene límites y sus preguntas sobre los misterios del mundo también implican a su familia...
«Mamá ¿qué te gustaría hacer si tuvieras una vida?»
La crítica ha dicho...
«Quino, el grande Quino, seguirá vivo en su Mafalda, que nos enseñó que, como siempre, lo urgente no deja tiempo para lo importante.»
Héctor Abad Faciolince
«Nunca he amado a una mujer que no haya amado previamente a Mafalda.»
Manuel Jabois
«Qué importante has sido en nuestras vidas. [...] Siempre estaban tus viñetas dando sentido a los detalles absurdos de la vida y la sociedad. Cada lección era un guiño de risa silenciosa que se volvía carcajada y suspiro, filosofía pura, crítica social, lenguaje de gestos expresivos y pequeños detalles, el humor más refinado concentrado en los dibujos. Qué gran compañero has sido.»
Ana Merino.