Leandro Fernández de Moratín (Madrid, 1760-París, 1828) se cuenta entre los más importantes literatos de la Ilustración española. Renovador del teatro y la poesía, así como férreo defensor de los modelos clásicos frente al culteranismo barroco, estuvo entre los más avezados promotores de la reforma estética neoclásica, que rubricó, en el terreno de la poesía, con una obra extensa y de cuidada factura, en la que brillan tanto la faceta del escritor serio como la del poeta lúdico y audaz.
Ismaíl Kadaré traza en este libro un laberinto de versiones sobre un episodio mítico de la era staliniana y, sin embargo, ínfimo por su duración. Se trata de la conversación telefónica entre Stalin y Borís Pasternak en junio de 1934, que apenas duró tres minutos y que en la Unión Soviética y en los países del bloque del este dio lugar a todo tipo de rumores e interpretaciones, empeorando aún más la imagen del gran escritor ruso.
La artista Harriet Burden, esposa de un poderoso marchante de arte y perfecta anfitriona y mecenas, desata un escándalo mayúsculo en el mundo del arte neoyorkino de los años ochenta cuando, harta de que su trabajo sea ninguneado por su condición de mujer, recluta a tres jóvenes para que presenten sus creaciones como propias. Pero en este peligroso juego hay demasiados factores que escapan a su control y acabará desembocando en una perturbadora y extraña muerte.
Poco después de que el comisario Adamsberg haya regresado a París tras cerrar un caso en Bretaña, la policía de Rennes le pide ayuda para resolver un crimen que parece guardar relación con una oscura leyenda local: el fantasma de un conde apodado «el Cojo», cuya pata de palo sigue resonando por los corredores del castillo de Combourg. Adamsberg se desplaza con su equipo a la zona, donde se ha hallado el cadáver de un vecino después de que el siniestro caminar del cojo se oyera de noche por las calles de Louviec. En el transcurso de la investigación, el comisario no dejará de percibir, sin lograr conectarlas ni darles forma concreta, sus habituales «burbujas mentales», que preceden siempre a la inspiración necesaria para resolver cualquier misterio. Buscando la quietud que permita que estas afloren, comienza a visitar un famoso dolmen situado en las inmediaciones del pueblo. Allí, tendido sobre la losa superior, entre cielo y tierra, en una construcción de piedra de más de 3000 años de antigüedad, Adamsberg buscará la solución al enigma…
William Wooler es, a primera vista, un padre y marido entregado. Pero ha estado teniendo una aventura que esa misma tarde ha tenido un horrible final en un motel de las afueras. Cuando regresa a casa, destrozado y enfadado, se sorprende al ver que Avery, su hija de nueve años, ha salido antes de la escuela y pierde los estribos.
Horas más tarde, la familia de Avery comunica su desaparición.
De repente, Stanhope ya no parece un barrio tan apacible. Y William no es el único que esconde una mentira. A medida que los testigos aportan información, que puede o no ser cierta, sobre la desaparición, los vecinos de Avery se muestran cada vez más desquiciados.
El presente y espléndido bestiario es el primer libro de poesía escrito por Guillaume Apollinaire, publicado en 1911. Los treinta pequeños poemitas –que normalmente siguen la sencilla forma del quatrain (cuarteta), casi siempre con rima alterna o pareada– van acompañados de otras treinta extraordinarias xilografías del pintor Raoul Dufy, artista de tendencia fundamentalmente fauvista que aquí adopta un estilo fuertemente clásico. Este «sencillo divertimento poético», en palabras del propio Apollinaire, da cabida entre sus páginas a animales poco habituales en los bestiarios: la mosca, el saltamontes, la oruga o el cangrejo, ejecutados siempre con enorme maestría. El libro se cierra con unas notas en las que el poeta adopta un tono humorístico y paródico, que ayudarán a entender y disfrutar la obra como un lúcido juego de imagen y palabra.