Teeming with tension, this immersive, rhapsodic story transports readers to the Swiss mountainside, bringing to mind the writing of Thomas Mann while offering character studies as vivid and bracing as Eudora Welty’s.
Feed is running low in a rural village in Switzerland. The town council meets to decide whether or not to ascend a chimerical mountain in order to access the open pastures that have enough grass to “feed seventy animals all summer long.” The elders of the town protest, warning of the dangers and the dreadful lore that enfolds the mountain passageways like thick fog.
They’ve seen it all before, reckoning with the loss of animals and men who have tried to reach the pastures nearly twenty years ago. The younger men don’t listen, making plans to set off on their journey despite all warnings. Strange things happen. Spirits wrestle with headstrong young men. As the terror of life on the mountain builds, Ramuz’s writing captures the rural dialog and mindsets of the men.
One of the most talented translators working today, Bill Johnston captures the careful and sublime twists and turns of the original in his breathtaking translation.
On a secluded bluff overlooking the ocean sits a Victorian house, lavender with gingerbread trim, a home that contains a century’s worth of secrets. By the time Jane Flanagan discovers the house as a teenager, it has long been abandoned. The place is an irresistible mystery to Jane. There are still clothes in the closets, marbles rolling across the floors, and dishes in the cupboards, even though no one has set foot there in decades. The house becomes a hideaway for Jane, a place to escape her volatile mother.
Twenty years later, now a Harvard archivist, she returns home to Maine following a terrible mistake that threatens both her career and her marriage. Jane is horrified to find the Victorian is now barely recognizable. The new owner, Genevieve, a summer person from Beacon Hill, has gutted it, transforming the house into a glossy white monstrosity straight out of a shelter magazine. Strangely, Genevieve is convinced that the house is haunted—perhaps the product of something troubling Genevieve herself has done. She hires Jane to research the history of the place and the women who lived there. The story Jane uncovers—of lovers lost at sea, romantic longing, shattering loss, artistic awakening, historical artifacts stolen and sold, and the long shadow of colonialism—is even older than Maine itself.
Extraña confesión apareció en folletines populares en 1884 y 1885. Es la primera novela larga publicada por Antón Chéjov y la única policíaca que escribió el gran autor ruso. Un editor recibe del autor, un manuscrito donde se narra en primera persona la experiencia de un juez de instrucción que sirvió en su juventud en un remoto distrito ruso. El libro resulta ser una novela inspirada en un crimen pasional ocurrido en esa localidad y en cuyo proceso tuvo protagonismo el referido juez. Mediante el análisis del texto, el editor se da cuenta de que el crimen sigue impune, que la persona que acabó siendo condenada es inocente y que los hechos no ocurrieron tal y como los cuenta el autor del relato.
En su dedicatoria a la reina Isabel, Pulgar define con claridad el propósito de su galería de retratos, dejando clara la raigambre clásica de su inspiración: «Yo, muy excelente reina y señora, criado desde mi menor edad en la corte del rey, vuestro padre, y del rey don Enrique, vuestro hermano, movido con aquel amor de mi tierra que los otros hobieron de la suya, me dispuse a escribir de algunos claros varones, perlados y caballeros, naturales de vuestros reinos, que yo conocí y comuniqué, cuyas hazañas y notables hechos, si particularmente se hobiesen de contar, requería hacerse de cada uno una gran historia. Y por ende, brevemente, con el ayuda de Dios, escribiré los linajes y condiciones de cada uno y algunos notables hechos que hicieron, de los cuales se puede bien creer que en autoridad de personas y en ornamento de virtudes y en las habilidades que tovieron, así en la ciencia como en las armas, no fueron menos excelentes que aquellos griegos y romanos y franceses que tanto son loados en sus escrituras»
Para Heinrich von Kleist (1777-1811) una novela consistía en la narración de un «acontecimiento inaudito», según la definición de Goethe. Sus personajes son héroes hamletianos sometidos a los imponderables del destino, enfrentados a situaciones límite que les plantean retos existenciales que surgen del caos. El presente volumen reúne toda la obra narrativa de Kleist: dos novelas cortas: Michael Kohlhaas y , y seis relatos más.
Michael Kohlhaas (1806), inspirado en varias crónicas del siglo XVI, narra el destino trágico de un tratante de caballos que, tras sufrir el abuso de poder de un terrateniente y movido por un noble deseo de justicia, acaba cometiendo fatalmente las peores atrocidades. Este relato marcó profundamente al autor de El castillo, Franz Kafka. La Marquesa de O (1808) cuenta la historia de una joven viuda que vive en una ciudad al norte de Italia con su padre, un militar de alto rango. En medio de las guerras napoleónicas, la ciudad es tomada por el ejército ruso, la marquesa está a punto de ser violada por unos soldados pero es rescatada por un coronel del ejército invasor. Meses después, la marquesa descubre que está embarazada, aunque no ha conocido varón, y busca desesperadamente al padre de la criatura.
Entre los relatos cabe destacar El terremoto de Chile y La mendiga de Locarno.
El enfrentamiento entre el refinado y seductor Viejo Mundo, aunque cínico, corrupto y desgastado, y el vitalismo ingenuo pero basto de la riqueza del Nuevo Mundo fue uno de los temas recurrentes de Henry James. El contraste entre ambas culturas, la norteamericana y la europea, le proporcionó el material para novelas como Roderick Hudson (1875), El americano (1877), Los europeos (1878) y esta Daisy Miller (1878).
La historia comienza con el encuentro de dos norteamericanos en un hotel de la rígida y puritana Ginebra: un diletante que parece no decidirse por nada, expatriado en Europa, y una espontánea, coqueta y rústica heredera en viaje "cultural" con su familia. Ambos se sienten atraídos pero el joven Winterbourne reprime su interés ante el prejuicio de sus parientes y amistades por pertenecer Daisy a "la clase de norteamericanos que tenemos el deber de no aceptar". Se da la voz de alarma entre el arribista círculo social de norteamericanos establecidos en Europa y, por su indecisión, Winterbourne es también arrastrado a la implacable respuesta de esta moral colectiva que rechaza a Daisy Miller.