En el quincuagésimo aniversario de su publicación original, la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española rescatan su edición conmemorativa de esta obra maestra de la literatura del siglo XX.
Pertenece a la serie "Edición conmemorativa de la RAE y la ASALE"
En 2007, coincidiendo con el octogésimo cumpleaños de Gabriel García Márquez, la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española prepararon esta edición conmemorativa de Cien años de soledad publicada por Alfaguara. Se trata de la última versión que revisó y corrigió personalmente el autor de este clásico contemporáneo sin igual en nuestra lengua.
Hoy, una década más tarde y tras haber pasado varios años lejos de las librerías, la edición vuelve a estar en disposición de los lectores para celebrar el quincuagésimo aniversario de su publicación.
En esta edición, la obra de García Márquez viene acompañada de espléndidos textos críticos de autores de la talla de Mario Vargas Llosa, Álvaro Mutis, Carlos Fuentes, Víctor García de la Concha, Claudio Guillén y Sergio Ramírez, entre otros.
Los Diarios (I -18-10-1939 a 31-07-1949- y II -12-08-1956 a 16-06-1958) de José Lezama Lima, junto a Cartas a Eloísa y otra correspondencia, constituyen los fragmentos más íntimos de su escritura. En ambos se aprecian las dos grandes pasiones del habanero universal: la amistad y el insaciable apetito por la cultura, no para acumular sino como apropiación estimulante para sus muchas y laberínticas ideaciones.
Nada le es ajeno: lo inmediato ni lo lejano. Transcurren por las páginas de los Diarios las anotaciones y relumbrones que, más tarde, se transfigurarían en la encarnadura de su obra poética, ensayística y narrativa. Alerta, Lezama anota el aguijón, la semilla, el mimbre que su mano transforma.
María Zambrano supo ver en Lezama la “Araña que rodea a la tierra y teje desde dentro la tela que contiene y envuelve el caos […] araña que extraía de su propia sustancia el hilo inasible, la intangible memoria que reproduce en los aires el laberinto que hace permisible habitar el lugar justo del guardián de los ínferos mirándolos sin desafío con la necesaria fijeza.”
Recopilación de artículos de Philip Roth.
Las entrevistas, ensayos y artículos reunidos en este volumen cubren un cuarto de siglo de la distinguida carrera del autor norteamericano. Roth habla de sí mismo, de su obra y de las controversias que ha engendrado.
Estas páginas también contienen sus escritos sobre los autores de Europa oriental por los que siempre ha abogado, sobre béisbol, la narrativa norteamericana y los judíos estadounidenses.
«Nadie pondrá en duda que soy un padre afectuoso con todos los hijos de mi imaginación, y que ningún otro progenitor puede querer a su familia con tanta ternura. Pero, como muchos padres afectuosos, tengo un hijo favorito en el fondo de mi corazón. Y su nombre es David Copperfield.» Este reconocimiento de Dickens en el prólogo a la edición de 1867 de la novela tiene el valor de venir de su propio «padre». Pero, desde su publicación por entregas entre 1849 y 1850, Dcnñd Copperfield no ha dejado más que una estela de admiración, alegría y gratitud. Para Swinburne era «una obra maestra suprema». Henry James recordaba que de niño se escondía debajo de una mesa para oír a su madre leer las entregas en voz alta. Dostoievski la leyó en su prisión en Siberia. Tolstói la consideraba el mayor hallazgo de Dickens, y el capítulo de la tempestad, el patrón por el que debería juzgarse toda obra de ficción. Fue la novela favorita de Sigmund Freud. Kafka la imitó en Amerika, y Joyce la parodió en el Ulises. Para Cesare Pavese, en estas «páginas inolvidables cada uno de nosotros (no se me ocurre elogio mayor) vuelve a encontrar su propia experiencia secreta». El lector tiene ahora la ocasión de recuperar esa experiencia secreta gracias a la excelente traducción íntegra de Marta Salís, la primera en español en más de cincuenta años de una obra de la que, sin ningún género de duda, cabe afirmar que es clave en la literatura universal.
Érase una vez un pueblo donde las noches eran largas y la muerte cantaba su propia historia. En el pueblo vivía una niña que quería leer, un hambre que tocaba el acordeón y un joven judío que escribía cuentos hermosos para escapar del horror de la guerra. Al cabo de un tiempo la niña se convirtió en una ladrona que robaba libros y regalaba palabras. Con esas palabras se escribió una historia hermosa y cruel que ahora ya es una novela inolvidable
"Las dos partes de la novela, cuya acción se desarrolla en el año 1926, guardan una estracha relación, pero están claramente separadas en cuanto a los hechos y al ambiente.