Tilda ama las matemáticas y la natación, pero por encima de todo a su hermana, la pequeña y fantasiosa Ida. Su madre es alcohólica, su padre las abandonó hace tiempo y la vida de Tilda fluctúa entre sus estudios en la universidad, el trabajo de cajera en un supermercado, las labores domésticas y obligaciones familiares y los 22 largos que nada todos los días en la piscina.
Cuando un profesor le ofrece la posibilidad de realizar un doctorado en Berlín, empieza a vislumbrar por fin la libertad; pero antes de dar ese paso debe ayudar a Ida a valerse por sí misma. La tarea resulta ardua, porque la situación familiar está a punto de estallar, pero en ese momento aparece Viktor en la vida de Tilda, un chico solitario que, como ella, oculta una herida y nada 22 largos todos los días. Su presencia provocará un vuelco en la historia de los tres.
La noche en que encontró a la Perra, la Humana estaba drogada. Por eso dejó que la siguiera a casa. Ahora convive con un animal que se va llenando de toda la energía que a ella le falta, y al que de pronto le viene un celo incontrolable. La Humana tiene treintaidós años, pero ya no desea. Está en la vida, pero no la ejerce. Llegó a la ciudad hace poco, huyendo de sus días en el campo con un novio que tenía. Sufre extraños síntomas, temblores, moratones que aparecen solos. Un día se agacha a atarse los cordones de los zapatos y descubre que no puede. La Humana teme una maldición que avanza. Para que el psiquiatra acceda a recetarle más ansiolíticos tendrá que asistir a una terapia de grupo. Allí conocerá a Mecha, una mujer fascinante que se convierte, junto con la Perra, en un animal difícil de salvar.
El celo es una historia sobre domesticación, maldiciones, la animalidad del deseo, el miedo como herencia y el poder de los cuentos. Poltergeists, perros enloquecidos y una historia familiar que se construye a mordiscos y silencios.
Una amenaza sobrevuela París. Una figura sombría, espectral, capaz de cometer las peores villanías que se puedan imaginar. Un hombre sin identidad, con la pericia de convertirse en cualquiera; un maestro del disfraz, del robo, del secuestro, del chantaje, de la suplantación de identidades y del asesinato. Fantomas es, probablemente, el primer «supervillano» de la historia tal y como conocemos actualmente la denominación, el que siguió la estela de Arséne Lupin (creado por Maurice Leblanc seis años antes) pero llevándolo más lejos. Porque, aun siguiendo la estela de Arséne Lupin, desde el momento de su publicación, en febrero de 1911, Fantomas (y las treinta y una novelas en torno al personaje que rápidamente aparecieron) se convirtió en un fenómeno de masas, cuya popularidad trascendió todos los estratos sociales y culturales.
Rachel es una universitaria irlandesa que trabaja en una librería para pagarse la carrera. Allí conoce a un chico de su edad, James; no tardarán mucho en hacerse íntimos amigos y animarse a compartir un piso tan barato como destartalado. Ambos buscan abrirse camino en la Irlanda de la Gran Recesión mientras gestionan sus caóticas vidas: James está harto de que la gente piense que no quiere salir del armario y Rachel fantasea sin parar con el doctor Byrne, un profesor casado al que intenta seducir con un arriesgado plan de imprevisibles resultados.
Elias Canetti se exilió en 1939 al Reino Unido con su mujer Veza, ambos de origen judío, para escapar del yugo nazi. Allí vivió toda la Segunda Guerra Mundial, tanto en Londres como en el campo, donde fueron evacuados cuando los bombardeos alemanes cayeron sobre la ciudad. En estos años de guerra conoció a todo tipo de personajes, como T. S. Eliot, Iris Murdoch, Ludwig Wittgenstein, Herbert Read, Veronica Wedgwood, Oskar Kokoschka o Bertrand Russell.
Es muy temprano. La luz del alba trata de abrirse paso en el muro de niebla. A pie del monte, seis cazadores hacen los preparativos para la batida. Los une una mezcla de amistad, ansias de poder, conexiones profesionales e intereses económicos. Su objetivo: un jabalí, el Solitario, que arrastra una leyenda de criminal. Dombodán, el más joven de la cuadrilla un personaje especial, desquiciado y lúcido a la vez , narra, según se suceden, los episodios de una jornada que se va cargando poco a poco de tensión, violencia y frustración. Y a medida que habla, el joven desvela el abuso y la depredación social y natural que lleva imperando desde hace años en Tras do Ceo. En realidad, el mismo mundo en el que vivimos todos.