Cuba, mediados del siglo XIX
A la isla caribeña arriba un barco portador de una siniestra carga. Más de setecientas mujeres y niñas secuestradas de su África natal llegan para trabajar, hasta la extenuación, en los campos de caña de azúcar y parir hijos que serán también esclavos. Kaweka es una de ellas, una muchacha que vivirá en primera persona el horror de la esclavitud en la hacienda del cruel marqués de Santadoma, pero que pronto demostrará a quienes la rodean que posee la facultad de comulgar con Yemayá. Esta es una diosa voluble que, en ocasiones, le concede el don de la curación y le proporciona la fuerza para liderar a sus hermanos de raza en la lucha por la libertad contra unos opresores que han logrado esclavizar sus cuerpos, pero no sus almas.
Madrid, época actual
Lita, una joven mulata, es hija de Concepción, la mujer que lleva toda la vida sirviendo en casa de los marqueses de Santadoma, en pleno barrio de Salamanca, al igual que hicieron sus antepasadas en la Cuba colonial. A pesar de tener estudios y ambición profesional, la precariedad laboral obliga a Lita a recurrir a los todopoderosos señores de Santadoma en busca de una oportunidad en la banca propiedad del marqués. A medida que se sumerge en las finanzas de la empresa y en el pasado de esta riquísima familia, la joven descubre los orígenes de su fortuna y decide emprender una batalla legal en favor de la dignidad y la justicia, que merecen tanto su madre como todas las mujeres que entregaron sus vidas al servicio de unos blancos que nunca las trataron como a iguales.
Una deslumbrante novela sobre dos mujeres valientes que combatirán, cada una con sus armas, el racismo y la injusticia, escrita por el autor español de novela histórica más importante de nuestro tiempo. Un rendido homenaje al papel de las mujeres en su lucha por la justicia y la libertad.
«Encantado, hijo mío, de empezar a la vez a ser lo que seremos».
Un hombre aguarda el nacimiento de su hijo. Asiste fascinado a la gestación junto a la madre, imagina a ese ser que vendrá a revolucionar su casa, su lenguaje, su pareja y su propia historia familiar. A lo largo de un año memorable, el hombre narra los primeros compases de una existencia nueva: la suya como padre junto a la madre y el hijo, tres personajes de una historia universal que encuentra palabras recién nacidas.
Umbilical es un relato lírico cuyas búsquedas resuenan tanto en el plano íntimo como en el colectivo. Sus reflexiones sobre la experiencia de la paternidad sitúan a la masculinidad frente al milagro de la vida y su incesante relectura del presente, en una época de redefinición de los roles, aceptando así la invitación de la poeta Anne Waldman que encabeza estas páginas: «Que los hombres detengan su alboroto / frente a la maravilla del bebé». Pero es también, y sobre todo, una declaración de amor.
El libro más íntimo de un autor fundamental en el catálogo para lectores de todo el mundo.
Justo cuando la teniente Karen Blecker se pregunta de nuevo si los inviernos serán siempre así de fríos y monocordes en el cuartel de San Lorenzo de El Escorial, el guardia Suárez notifica la llamada de tres paseantes: ha aparecido un cuerpo en el camino de La Horizontal. Una muerte en el pueblo es en todo momento un hecho reseñable, y más aún si es la de una monja que no pertenece a ninguna de las congregaciones de la zona.
Con la ayuda del reticente brigada Cano, Blecker comenzará a ahondar en el pasado de sor Lucía, una mujer enérgica que dedicó su vida a la creación y desarrollo de una moderna planta hospitalaria.
Una historia intensa y apasionada, donde el amor y el peligro van de la mano.
Primera entrega de la serie Los Hermanos Montgomery.
Gwen lleva huyendo desde los doce años. Corre peligro y pese a ello, trata de vivir la vida sin que la paralice el recuerdo de las personas que trataron de matarla. Es así como llega al pueblo de Logan Montgomery, un apuesto detective que, desde que la ve por primera vez, siente que su apacible vida está a punto de cambiar. Para Logan es imposible dejar cualquier misterio sin resolver y querrá llegar hasta el final del tormentoso pasado de Gwen, sin ser consciente de que la puede poner en peligro.
Gwen y Logan son dos almas heridas que se complementan a la perfección... como amigos. Pues Logan hace años decidió no volver a amar a nadie. No desea volver a pasar por el dolor de ver como alguien a quien quieres te traiciona. Logan tratará de resistirse a los encantos de la única mujer que ha conseguido tocar su alma y poner en riesgo sus firmes propósitos. El problema es que con solo una caricia Gwen es capaz de hacer que su cuerpo arda y que llamar amiga a la mujer que más deseas se convierta en algo muy complicado.
Una novela sobre dos almas rotas que se complementan a la perfección y logran unir los pedacitos del otro y aprender que se puede encontrar la fuerza para amar de nuevo.
Segunda entrega de la serie Los Hermanos Montgomery.
Emma acaba de vivir el peor momento de su vida; no solo porque sus padres han acabado en la cárcel acusados de narcotráfico, sino porque su prometido la ha abandonado nada más conocer la noticia. Sin nada más que su orgullo, tendrá que aceptar irse a vivir con su amiga Gwen, que la apoyará en todo, incluso a la hora de conseguir trabajo como secretaria de su cuñado Caleb, a pesar de que Emma carece de experiencia alguna.
Emma y Caleb tendrán una conexión especial que creará entre ambos un vínculo de amistad. Pero el deseo por el otro crece poco a poco hasta que se acaban rindiendo a la evidencia de su amor. Aunque no lo tendrán fácil, ya que el complicado pasado de ambos dificultará la relación y les colocará en situaciones muy peligrosas.
Primera entrega de la tempestuosa historia de un amor imposible de alto voltaje.
Mi relación con Ezra fue igual que un cóctel de frutos secos: cuando abres la bolsa, te prometes a ti misma que te comerás únicamente lo que te gusta y tirarás a la basura esos garbanzos tan duros que solo meten para rellenar. Aunque al final te sorprendes, pues acabas con todo, con lo bueno y con lo malo.
Del mismo modo acepté a Ezra, un hombre que representaba cuanto yo aborrecía y que, además, se jactaba de ello.
Pasé por alto las señales e hice oídos sordos a sus advertencias de que no era tan solo el típico malote que fumaba a escondidas en el instituto, robaba en los supermercados o falsificaba las notas.
Ezra hacía mucho daño a quienes él decidía, en especial a las mujeres. No le temblaba el pulso para mantener su posición dentro de ese mundo sórdido en que estaba instalado.
Yo fui testigo de ello.
Intenté huir.
Y a punto estuve de lograrlo.
Sin embargo, debería haberme alejado antes.