¿Cómo puedo yo decirle que nunca la va a encontrar, si ha gastado la vida buscándola? Con esa frase de resonancias míticas, se abre esta intensa historia de amor en medio de las rudezas del desplazamiento forzado. Un personaje enigmático al que llaman Siete por Tres llega a un albergue de emigrantes preguntando por una mujer a la que ha perdido en el tráfago de la guerra. Allí es atendido por una voluntaria extranjera, cuyo interés por el hombre va creciendo más allá del simple apoyo solidario. En el estrecho triángulo que se crea, la ansiedad por encontrar al otro se fusiona con la búsqueda de la tierra prometida. Y del amor: el imposible y, por qué no, también posible. La multitud errante, que ahora se presenta en edición revisada por su autora, narra de forma magristral el vacío del desarraigo pero también el poder sanador del amor y la amistad, y el anhelo por mantenernos unidos a aquellos que conforman nuestra patria interior, la única a la que no podemos renunciar.
Aquiles o El guerrillero y el asesino, la novela inédita de Carlos Fuentes, es un relato personal, fascinante y revelador sobre un episodio controvertido de la historia contemporánea de Colombia. Basándose en la biografía de Carlos Pizarro, uno de los jefes del movimiento guerrillero M-19, el autor dio forma en esta novela a un personaje carismático, lleno de luces y de sombras. Un Aquiles que, como los protagonistas de los poemas homéricos, se siente llamado a pasar a la acción y acaba enfrentándose a un destino inexorable que le esperaba paciente.
La pasión según G. H., para muchos la obra maestra de Clarice Lispector, es la confirmación de la autora como un clásico del siglo XX.
G. H. –nunca sabremos el nombre y apellido de la protagonista– es una mujer independiente, escultora amateur y bien relacionada en los círculos más influyentes de Río de Janeiro. Un día, sola en su ático, encuentra una cucaracha. Esto provocará en ella arcadas de repulsión y un caudal de reflexiones íntimas, algunas hasta entonces desconocidas para ella misma, sobre sus sentimientos, miedos, angustias... Este hecho aparentemente intrascendente le servirá para repasar su vida desde la infancia y llegar así a la determinación de vencer todos sus miedos.
Coincidiendo con el inicio de la ofensiva alemana contra Rusia, Curzio Malaparte empezó a escribir Kaputt, obra con la que pretendía recoger el testimonio de su experiencia como corresponsal de guerra durante la Segunda Guerra Mundial. Malaparte recorre la Europa ocupada por los nazis como si fuera un espía: presencia la triste impotencia del príncipe Eugenio de Suecia, se ve obligado a sobrellevar la arrogancia de los líderes nazis delegados en Varsovia y es testigo de la crudeza de los parajes de la fría Carelia o de la noble ciudad de Lasi, desolados por la barbarie y el hambre que convirtieron Europa en un montón de chatarra.
Con Kaputt —palabra germánica que evoca lo roto, lo hecho añicos, y que deviene un fiel calificativo de lo que quedó de un continente devastado por un lustro de destrucción— Malaparte teje una sobrecogedora obra literaria sobre la realidad, a un tiempo salvaje y grotesca, de la guerra en el frente.
En Barcelona, una prostituta que va entrando en la vejez entrena a su perro para llorar ante la tumba que ha escogido para sí misma. En Viena, una mujer se vale de su don de ver el futuro para convertirse en la adivina de una familia rica. En Ginebra, el conductor de una ambulancia y su esposa acogen al abandonado y aparentemente moribundo ex presidente de un país caribeño, solo para descubrir que sus ambiciones políticas siguen intactas. En estos doce relatos magistrales acerca de las vidas de latinoamericanos en Europa, García Márquez transmite la melancolía, tenacidad, pena y ambición que forma la experiencia del emigrante.
«El esfuerzo de escribir un cuento corto es tan intenso como empezar una novela. Pues en el primer párrafo de una novela hay que definir todo: estructura, tono, estilo, ritmo, longitud y a veces hasta el carácter de algún personaje. Lo demás es el placer de escribir, el más íntimo y solitario que pueda imaginarse, y si uno no se queda corrigiendo el libro por el resto de la vida es porque el mismo rigor de fierro que hace falta para empezarlo se impone para terminarlo. El cuento, en cambio, no tiene principio ni fin: fragua o no fragua. Y si no fragua, la experiencia propia y la ajena enseñan que la mayoría de las veces es más saludable empezarlo de nuevo por otro camino, o tirarlo a la basura.»
A finales del siglo XVlII,la joven criolla Antonia de Salis vive con su prima Teresa en Rusia. Allí reciben la visita de un fascinante militar hispanoamericano, Francisco de Miranda, precursor de la independencia que agita a las colonias, que está de visita en Rusia para tejer una alianza con Potemkin. Antonia cae seducida ante un personaje tan idealista como ardiente, con fama de donjuán y magnífico contador de historias ante las damas. Tanto que, tras algunos encuentros furtivos, decide seguirlo hasta San Petersburgo, donde Francisco de Miranda es perseguido, sin saberlo, por un diplomático español empeñado en capturarlo. Treinta años después, en la cárcel de La Carraca en Cádiz (los hechos están rigurosamente documentados), un general Miranda enfermo y vencido recibe las visitas y los cuidados de una enigmática mujer que tiene muy presentes las aventuras de Crimea y de San Petersburgo.