Un beso no es solo un beso.
Un beso puede ser eterno. A veces, tarda en llegar,
pero se queda para siempre.
Para Zoe, Liam es más que un vecino; es su mejor amigo, el chico que se colaba en su habitación por la ventana mientras crecían, y el que más veces le hace poner los ojos en blanco.
Para Liam, Zoe es su rubia favorita, la persona en la que más confía y también la chica con la que más le gusta meterse.
Pero todo cambia cuando a Zoe la dejan plantada y, como siempre, Liam es quien está ahí para consolarla. Es entonces cuando Zoe empieza a sentir un extraño cosquilleo en el estómago, Liam tiene miedo de decir en voz alta todo lo que piensa y ambos comienzan a mirarse de una forma diferente. Y es que eso que parecía una simple amistad podría convertirse en otra cosa.
¿Cuánto de nosotros se borra con el paso del tiempo? ¿Cuánto se queda en los lugares amados? ¿Puede uno regresar a un sitio que nunca existió más allá de su mente? En Homo irrealis, André Aciman nos invita a acompañarlo al territorio de sus recuerdos en un viaje por lugares queridos como Alejandría, Roma, París, San Petersburgo o Nueva York, habitados por las presencias fantasmales de artistas y escritores admirados. Dela mano de Proust, Freud, Cavafis, Pessoa, Rohmer, Sebald y muchos más, el autor explora el tiempo irrealis: el del hombre que podría haber sido y no fue, todo lo que podría haber pasado y no pasó, pero que aún podría pasar y está en un limbo entre la fantasía y la realidad. Unas memorias en forma de ensayos en las que el autor de Lejos de Egipto y de Llámame por tu nombre se enfrenta al pasado y al presente, al anhelo y al deseo, en un intento de comprender la veta nostálgica que se cierne sobre su persona y sobre casi toda su obra.
Ana Garrido quiere volar y dejar de ser una niña pobre de las minas asturianas. Pierde la fe en Dios cuando matan a su hermano, pierde la fe en los hombres cuando el primer amor la golpea y el segundo la abandona. Entonces promete escribir su destino con letras bañadas en oro.
Ana Garrido quiere poder. Entra al narcotráfico y logra controlar en España una industria criminal plagada de sujetos despiadados. La apodan la Rubia y termina tras las rejas, condenada a más de treinta años de prisión por dirigir el mayor alijo de cocaína jamás decomisado en Europa, la operación Temple. Aun así, no se arrepiente. Ella es la Dama del Norte.